Hace un rato, en uno de los grupos de Whatsapp en los que estoy metido, uno de los integrantes del mismo, a quien conozco personalmente y tengo un gran aprecio, ha compartido un vídeo bastante cruel y que me ha hecho literalmente revolverme las tripas.

Mezclado con varios vídeos de chorradas y coñas varias, uno sinceramente no espera ver algo así. No describiré el contenido del vídeo, porque creo que yo mismo fomentaría a su difusión y estaría haciendo lo mismo que éste amigo, quien no creo que lo haya compartido con mala intención.

Me ha dado bastante que pensar, ¿qué necesidad tenemos de compartir contenidos desagradables y crueles? No nos damos cuenta de lo mucho que podemos influir en los demás y del efecto de bola de nieve que puede tener aquello que compartimos, al volverse a retransmitir una y otra vez exponencialmente.

¿Qué queremos transmitir? ¿qué legado estamos dejando?

Me doy cuenta de que yo mismo utilizo estos grupos a veces para compartir chorradas, que si bien son graciosas, a veces, pensándolo bien, pueden resultar crueles o dañinas.

Me he sentido por tanto ante la imperiosa necesidad de hacer un alto conmigo mismo y revisar desde mis propios pensamientos hasta mis palabras, lo que digo, lo que hablo, lo que pienso, lo que emito… ¿ayuda a que los demás se sientan mejor? ¿genera armonía, paz, amor, luz? ¿en qué onda estoy vibrando? ¿con qué estoy sintonizando?

Creo que con lo que nos alimentamos, lo que vemos, escuchamos, leemos, oímos, hablamos… dice mucho de nosotros mismos, de lo que vivimos, de lo que queremos, buscamos y somos.

Y me he dado cuenta de que tengo muchísimo que aprender y que cambiar. Con Cuentamealgobueno por ejemplo, tenemos una grandísima oportunidad de transmitir contenido positivo, inspirador, que haga elevar nuestras vibraciones y la esperanza en el ser humano y creo que podemos usarlo para tal fin.

Invito en esta reflexión que tengo conmigo mismo y que comparto aquí: a que, antes de compartir o decir algo, nos paremos a reflexionar, aunque tan sólo sea una unos instantes, y pensar si eso que vamos a transmitir, decir o enviar a los demás hará que se sientan mejor.

¡Comparte lo bueno! que porquería ya hemos recibido bastante.

Crédito fotografía: Elsamuko.