El Tribunal Constitucional declara nulo el artículo del Real Decreto de Autoconsumo que prohibía el autoconsumo compartido.

En el país con más horas de sol de Europa, por fin se ha dado un paso adelante que favorece el autoconsumo energético: el Tribunal Constitucional ha declarado nulo el artículo del Real Decreto de Autoconsumo en el que se prohibía el autoconsumo compartido. Se trata de un primer paso para retomar la energía comunitaria en España.

Placas solares en Belinchon, Castilla-La Mancha, España. Foto de alfre32.

Placas solares en Belinchon, Castilla-La Mancha, España. Foto de alfre32.

El artículo convertía en ilegal algo tan básico como que una comunidad de vecinos pudiese instalar unas placas solares y compartir la electricidad generada, así como sufragar los gastos asociados a su comunidad mediante el aprovechamiento y venta de electricidad a la red.

De esta forma, la prohibición del autoconsumo compartido puede tener los días contados con la sentencia del Tribunal Constitucional que estimó recientemente inconstitucional y nulo dicho artículo, aunque de manera parcial, dando la razón al recurso por conflicto positivo que presentó el equipo jurídico de la Generalitat de Cataluña.

La Alianza por el Autoconsumo celebra la medida.

Productores y consumidores de energía limpia, y la mayor parte de la sociedad civil, celebran esta decisión y confían en que los peores momentos del sector hayan quedado atrás de una vez por todas.

Hector de Prado de Amigos de la Tierra, organización que forma parte de la Alianza por el Autoconsumo y gracias a la cual hemos encontrado esta buena noticia, ha señalado que «se ha dado un paso importante para que el autoconsumo compartido sea una realidad. No era de recibo que un grupo de personas concienciadas con el medio ambiente tuvieran que pagar un peaje sobre la energía que ellos mismos producían y autoconsumían».

El técnico ha querido recordar que en el estudio «El potencial de los ciudadanos energético en la UE«, realizado por la consultora CE Delft el año pasado, se afirmaba que, sólo en España, la mitad de los españoles podría producir su propia energía para 2050. «Los beneficios asociados son enormes, no solo ambientales, sino económicos, ya que supondría un ahorro al no tener que importar ingentes cantidades de combustibles fósiles foráneos, a la vez que se lograría  una democratización completa de la energía».