Hoy, 12 de junio, se celebra el «Día mundial contra el trabajo infantil», una efeméride que se inició en el año 2002 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para concienciar acerca de la magnitud de este problema y aunar esfuerzos para erradicarlo.

Así, el 12 de junio de cada año «tenemos la oportunidad de fomentar y coordinar las iniciativas de los gobiernos, las patronales y sindicatos, la sociedad civil, los medios de comunicación y muchos otros actores locales, como escuelas y ayuntamientos, en la lucha contra el trabajo infantil», informa la ONU.

En el mundo, más de 1.500 millones de personas viven en países afectados por conflictos, la violencia o la inestabilidad. Además, cada año, alrededor de 200 millones de personas son víctimas de catástrofes naturales, un tercio de las cuales son niños. Una proporción importante de los 168 millones de niños víctimas del trabajo infantil viven en esas zonas.

Proteger a los niños del trabajo infantil en conflictos y catástrofes.

Por ese motivo, este año, el Día Mundial contra el trabajo infantil está centrado en abordar el efecto de los conflictos y los desastres naturales en el trabajo infantil.

El trabajo infantil en situaciones de conflicto y catástrofe contraviene lo dispuesto en el derecho internacional, las resoluciones del Consejo de Seguridad, y los Convenios de las Naciones Unidas, incluidos el Convenio de la OIT (núm. 138) sobre la edad mínima de admisión al empleo, 1973, Convenio de la OIT (núm. 182) sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999, y la Recomendación de la OIT (núm. 71) sobre la organización del empleo (transición de la guerra a la paz), 1944 (en curso de revisión), así como la Convención sobre los Derechos del Niño y la Resolución 1612 del Consejo de Seguridad sobre los niños en los conflictos armados.

Los niños deben estar protegidos de los riesgos. El trabajo infantil afecta seriamente el bienestar físico y psicológico de los niños. En situaciones de conflicto o catástrofe, en particular, los niños participan en formas peligrosas de trabajo infantil que conllevan grandes riesgos para su salud, su seguridad y su bienestar. Así pues, los niños que trabajan en minas, que retiran escombros o recuperan metal y minerales en zonas destrozadas por conflictos, o los niños refugiados que trabajan en las calles o en la agricultura, todos ellos están expuestos a altos niveles de peligro.

Los niños tienen derecho a ser protegidos durante las situaciones de conflicto y catástrofe, y el interés superior del niño debe ser respetado. Tienen derecho a volver a tener una vida normal y a regresar a la escuela lo antes posible – la educación es clave en la lucha contra el trabajo infantil y para el desarrollo de sociedades prósperas. Es simplemente un error que los niños tengan que trabajar para garantizar su propia supervivencia y la de su familia. Todos los niños deben ser protegidos en todo momento.