Anirut Malee vence la ira con compasión.

El positivo suceso aconteció hace una semana en Bangkok, Tailandia: un policía redujo a un atracador armado con un cuchillo… con un abrazo.

Y no estamos hablando de un abrazo «de oso» o de algún tipo de técnica o llave de artes marciales, no, en el vídeo se ve claramente como el policía comienza a hablar con el atracador para convencerle de que deje el arma y ambos terminan fundidos en un abrazo:

Los hechos tuvieron lugar en la comisaría de policía de Huay Kwang, donde las cámaras del circuito cerrado de capturaron la escena.

Cuando el atracador comienza a amenazar blandiendo un cuchillo, el oficial policía, llamado Anirut Malee y cuya envergadura es considerablemente mayor que la del atracador, se sienta tranquilamente en una mesa manteniendo la templanza ante la situación.

Tras dirigirle Malee varias palabras, finalmente el atracador decide, voluntariamente, entregarle el cuchillo.

Cuando el atracador baja la guardia… el policía lo consuela con un fuerte abrazo.

En ese momento, en el que cualquiera esperaría que el policía lo fuera a reducir, lejos de ello, se acerca a él con las manos abiertas en señal amistosa y le propina… un fuerte y conmovedor abrazo.

Así continúan ambos hasta que el asaltante se derrumba y el policía para a sus compañeros, dispuestos a entrar en acción y detenerle, continuando con la actitud cariñosa hacia el atracador.

Éste finalmente se sienta en una silla y hace un gesto con ambas manos juntas en señal de perdón y agradecimiento, por la compasiva actitud del policía.

Un hombre pasando por un mal momento.

¿Qué lleva a una persona a cometer un acto así? Es muy fácil juzgar a los demás sin conocer los hechos y la historia de una persona. Que alguien sea capaz de amenazar o llegar a herir a otros, sin duda lleva consigo una historia de dolor, sufrimiento y desesperación.

En este caso, el oficial de policía explicó más tras el suceso a la prensa que el atracador era un músico y guardia de seguridad que atravesaba una difícil situación: le habían robado su guitarra y llevaba tres días sin cobrar, lo que le llevó a una situación «estresante».

La compasión del policía no acabó ahí: Malee ofreció al atracador su propia guitarra y le invitó a almorzar juntos algún día. El atracador fue llevado a un hospital para una evaluación de salud mental y no se presentaron cargos contra él.

Una conmovedora historia que viene a recordarnos algo universalmente conocido: el amor puede más que el odio.