Un estudio demuestra que la solidaridad incrementa la inteligencia emocional de los directivos

Los directivos solidarios tienen mayor inteligencia emocionalUn estudio llevado a cabo por Nicola Pless y Thomas Maak, profesores de Esade, demuestra que los directivos que están en contacto con la realidad sobre la pobreza transforman profundamente su estilo de gestión y mejoran sustancialmente sus habilidades para el liderazgo una vez que regresan a su país.

Estos investigadores han aplicado métodos cuantitativos y cualitativos para observar a todos los participantes del proyecto Ulysses, un programa de desarrollo del liderazgo impulsado por PricewaterhouseCoopers (PwC) y que implica enviar equipos de directivos a países en vías de desarrollo para trabajar con ONG, emprendedores sociales y organizaciones internacionales.

En esta investigación han participado 70 directivos de empresas de EEUU, Centroamérica, Europa y sudeste asiático, que han participado durante un período de dos meses en proyectos solidarios en Namibia, Kenia y Camerún (ONG para la reducción del impacto social y económico del sida), Zambia (ONG de desarrollo agrícola), Madagascar (UNDP, proyecto de guía a emprendimiento empresarial), Eritrea (UNDP, prevención y recuperación minera) y en Ghana (ONG de atención a la salud mental).

Los participantes en el programa se vieron envueltos en experiencias de trabajo en equipo y fueron retados a trasladar su conocimiento empresarial y su pericia a proyectos que tienen como objetivo reducir la pobreza, tratar los aspectos medioambientales y mejorar la salud de las personas.

Para el estudio del programa ‘Ulysses’ los investigadores han hecho entrevistas cualitativas y cuantitativas antes y después de sus viajes con parámetros científicos para observar los cambios en los conocimientos, valores y actitudes a nivel profesional y personal de los directivos que han participado. En concreto, el 80% mejoraron en inteligencia emocional y ganaron en empatía, flexibilidad y sociabilidad.

Según Nicola Pless, «a su regreso, todos los participantes se vuelven más responsables socialmente, más empáticos, más respetuosos, más tolerantes y, además, desarrollan una mayor conciencia de sus propios prejuicios y aprenden a posponer sus juicios», cuenta esta experta en psicología organizativa y gestión de personas. «También desarrollan unas determinadas actitudes de liderazgo, como una conciencia moral, unos valores más fuertes y una mentalidad global.»

Según la docente de Esade, las experiencias de trabajo en equipo en países en vías de desarrollo afectan, incluso, al aumento del autodesarrollo: «Los líderes ganan mayor conciencia de sus limitaciones personales y sus necesidades de evolucionar. Aprenden humildad, encuentran un propósito en la vida más profundo, valoran las relaciones y el equilibrio personal».

El estudio ha sido publicado en el Journal Academy of Management Learning and Education y puedes leer un artículo completo en Cinco Días. La fotografía es de inlinguaManchester.