La historia de Sami Stoner y Chloe.

A pesar de que una dura enfermedad la dejó sin visión,  Sami Stoner no se dio por vencida y con la ayuda de su perro guía Chloe recobró las fuerzas y confianza necesarias para calzar de nuevo sus zapatillas de competición.

A los trece años una terrible enfermedad anegó su visión de sombras emborronadas, que acabaron convirtiéndose en una completa oscuridad. Pero Sami Stoner, de 16 años, no se rindió, aunque a veces la vida no pone las cosas fáciles, decidió buscar soluciones a los problemas. Sami encarna a la perfección el espíritu de superación y esfuerzo de cualquier deportista, aunque en su caso, multiplicado por infinito.

Gran aficionada a los deportes, comenzó con el fútbol para luego pasarse al atletismo. Aunque en un principio le pareció algo aburrido, pronto se convirtió en parte de su día a día. Tristemente, a Sami le aguardaba un amargo capítulo que sobrellevar: comenzó a ver borroso, con niebla, a confundir colores. Después de muchas pruebas le diagnosticaron la enfermedad de Stargardt, sin cura ni tratamiento y con la fatalidad de ir a peor. «Sólo podía llorar y llorar. Unas veces por rabia de que me hubiera pasado a mí, otras por que estaba aterrada», reconoció en una entrevista a ESPN.

El miedo inundó su vida, mientras que la posibilidad de seguir corriendo campo a través se desvanecía por completo. Sin embargo, siempre aparecen buenos amigos en malos momentos. Fue entonces cuando su amiga Hannah Ticoras, se convirtió en su guía, aunque dos años más tarde Hannah tuvo que marchar a la Universidad. Aquí es cuando aparece Chole «Un perro en casa te cambia la vida, pero a mí me la solucionó».

 

Chloe se convirtió en su guía, dentro y fuera de las competiciones: en el instituto, en casa, en la calle «Ella vigila las raíces y los obstáculos y me orienta por el terreno más llano». Preparada para seguir luchando por sus sueños Stoner consiguió una dispensa de la Asociación Estatal de Atletismo para poder competir con Chloe. Ambas salen 20 o 30 segundos más tarde que el resto de competidores, para evitar que unos y otros se pongan nerviosos o haya accidentes. Pero esto poco le importa a Sami: «No corro para ganar ni para hacer tiempos ni nada por el estilo, corro porque me encanta. Y ahora, que puedo seguir corriendo gracias a Chloe, mucho más».

Sami tiene muy claro que una discapacidad no es el fin del mundo: «Siempre puedes seguir haciendo las cosas que te propongas, sólo tienes que encontrar un camino diferente para hacerlo». Ella lo ha encontrado con la gran ayuda de su fiel Chloe.