Un lector de Cuentamealgobueno nos ha enviado esta interesante noticia que los vegetarianos, como un servidor, seguramente acogerán de buen grado:

Una hambuerguesa vegetariana y una ensalada. Foto de davidrojasosuna.es

Una hambuerguesa vegetariana y una ensalada. Foto de davidrojasosuna.es

Según un reciente estudio, el llevar una dieta basada en vegetales puede ser muy útil para lograr extender nuestro paso por este mundo. La investigación, realizada por la Universidad de Harvard, afirma que los vegetarianos y los veganos viven un promedio de ocho años más que la población en general.

Según los expertos, esto es bastante lógico, debido a diferentes factores. Por ejemplo, la ingesta de colesterol, el cual se encuentra solo en los alimentos de origen animal, está asociada con una esperanza de vida significativamente más corta, según apunta el portal web “Huffington Post”. Por otro lado, el consumo de fibra, que se encuentra solo en las plantas comestibles, es vinculado a la longevidad.

El vegetarianismo ayuda a evitar la aparición de enfermedades del corazón, que causan la mayor tasa de muertes al año. Asimismo, este tipo de alimentación puede detener los problemas cardíacos e incluso llegar a revertirlos. Por otra parte, según el mencionado estudio que monitoreó a una serie de voluntarios por 35 años, la incidencia de cáncer es menor en los vegetarianos.

Según se explica en awaken.com, en el estudio participaron 15.000 vegetarianos americanos, concluyendo que los que comen carne tienen el doble de probabilidades de tomar frecuentemente antiácidos, aspirinas, medicamentos para la presión arterial, insulina, laxantes, analgésicos, pastillas para dormir y tranquilizantes. Así dietas basadas en vegetales son ideales para aquellos que no les gusta tomar drogas, pagar los medicamentos, o correr el riesgo de efectos secundarios adversos.

En esta última Web recuerda que después de la Segunda Guerra Mundial, Finlandia se unió a USA en el embalaje de la carne, huevos y productos lácteos. En la década de 1970, la tasa de mortalidad por enfermedades del corazón de los hombres finlandeses fue la más alta en el mundo, por lo que inició un programa de ámbito nacional para disminuir la ingesta de grasas saturadas. Los agricultores fueron alentados a pasar de las industrias lácteas a las bayas. Las ciudades se enfrentan entre sí en competiciones amistosas para reducir el colesterol. Sus esfuerzos resultaron en una caída del 80 por ciento de la mortalidad cardíaca a través de todo el país.