Erase una vez….

…una mariposa blanca, este era su primer vuelo, así pues, estaba emocionada y feliz, a la vez que nerviosa por no saber que le depararía esta aventura volátil.  Agitó sus alas y echo a volar, emprendiendo así su odisea. Tras unas cuantas aletadas, una ráfaga de viento la hizo perder altura y caer al suelo.

– snif, snif… nadie me ha enseñado a volar. -Lloraba desconsolada la pobre mariposa.

El cuento de la mariposa blanca. Foto de ahisgett

El cuento de la mariposa blanca. Foto de ahisgett

Una oruga que pasaba por allí, al verla llorar se interesó por la causa de sus lagrimas.

– Que te pasa mariposita, por que lloras?.

– Porque en mi primer vuelo, el viento me ha echo perder altura y dar con mis alas en tierra, nadie me advirtió de los peligros, no volveré a volar, snif…snif…

– No importa cuantas veces te caigas, tienes alas, así que vuelve a agitarlas y sigue disfrutando del vuelo. Anda, súbete en mi y te llevaré hasta esa rama, donde podrás relanzar tu vuelo.

– Gracias, pero no, me da miedo volar, seguro volveré a caerme, me arrastraré por el suelo como tú.

– Naciste para volar, sino no hubieses tenido esas alas, incluso yo que nací sin alas, sueño con volar un día. Así pues, no te arrastres, usa tus alas, sube de una vez.

– Está bien, me has convencido, volveré a intentarlo, sino sería ingrata con mi creador al darme alas y no utilizarlas.

Trepó la oruga con su pequeña carga hasta la rama, dejando a la mariposa en ella, más al ver que la pobre mariposa no se atrevía a volar tuvo que darle un pequeño empujón… y voló, y voló, hasta llegar a una margarita.

– Cuanta maravilla, gracias que me atreví a volver a volar, hola florecita, me dejas aterrizar en ti?.

– Claro que sí mariposa, me llamo Margari, sería un honor para mí recibir tal ilustre visita.

– Alla voy, mmmm, que suave aterrizaje, que hermosa eres, y que sabroso es tu néctar.

En este instante llega a la misma margarita una mariposa de colores, toda ella muy orgullosa de su majestuoso colorido.

– Uy, que te ha pasado para perder tus colores, el agua te destiño?, jijiji.

– Mis colores, ¿a que te refieres?. ¿No soy igual de hermosa que tú?.

– Igual de hermosa, ja, tus alas son blancas, las mías de colores, a ti nadie te mira, a mi paso los ojos se vuelven para admirar la belleza de mis alas, tu nunca seras hermosa.- Tras lo cual, volvió a emprender su vuelo la colorines.

– Snif…snif… no soy de colores, no soy hermosa, nadie me mirará.

– Mariposa, deja de llorar. Que no seas de colores no quiere decir que no seas hermosa, eres distinta, además, sino hubieses visto esa mariposa no te hubieses preocupado por el color de tus alas o por si eras o no hermosa. Yo tampoco soy hermosa como una rosa o un tulipán  pero es porque no soy ninguna de esas flores, soy feliz siendo una margarita, porque así lo quiso mi creador, aunque nadie me mire, las estrellas y la luna hacen con su luz que sea más bella. Mi misión es multiplicarme gracias a mariposas como tu que expanden ese polen. Así que tu también tienes una misión. Se feliz siendo una mariposa, volando de flor en flor, expandiendo el polen.

– Gracias Margari, por enseñarme a aceptarme y amarme tal y como soy, sin pretender ser como los demás, pues solo puedo ser yo misma, adiós.

Y volvió a emprender el vuelo hacia otra flor, llevando el polen de la margarita aquí a allá y cantando una canción que dice…

– Que feliz soy siendo como soy, que feliz soy siendo mariposa, volando de flor en flor, cumpliendo mi misión y maravillándome de la creación. Gracias, Dios por hacerme tal y como soy. Por hacerme hermosa, por amarme.

Y colorin, colorado, este cuento se ha acabado.

Moraleja: Se feliz siendo como eres, no pretendas ser como los demás, agita las alas y vuela, cumple tu misión de sembrar amor en tu camino.

Cuento enviado por Hermano Sol, lector de Cuentamealgobueno.com.