El Águila culebrera que podrá volver a volar.

  • La operación realizada por el centro CREA de El Puerto de Santa María duró más de cuatro horas.
  • Se trasplantaron todas las plumas de ambas alas y cola usando varillas de fibra de vidrio para unir plumas dañadas y nuevas.
  • Tras su rehabilitación, el águila fue liberada en el Parque Natural Los Alcornocales, de Cádiz.

El Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) Dunas de San Antón, gestionado por la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía, han logrado la recuperación completa de un ejemplar de Águila culebrera (Circaetus gallicus) que había sufrido una grave electrocución por contacto con un tendido eléctrico.

Un águila culebrera en vuelo. Fotografía de Luis Jiménez Delgado

Un águila culebrera en vuelo. Fotografía de Luis Jiménez Delgado

Para su cura, el animal tuvo que ser sometido entre otras, a una operación de más de cuatro horas, en la que se le trasplantaron todas las plumas de ambas alas y cola, utilizando varillas de fibra de vidrio, un material ligero y fácil de trabajar, para unir plumas dañadas y nuevas.

Se trata del primer caso que se registra en el centro de un animal con todas las plumas totalmente calcinadas debido a una electrocución, algo que no suele acabar bien, ya que los pacientes que ingresan en un centro de recuperación de fauna tras una electrocución suelen morir, bien instantáneamente, bien debido a las lesiones internas producidas.

Estado en el que llegó el águila al centro

Estado en el que llegó el águila al centro

Las aves que sobreviven a un accidente de este tipo suelen presentar dos heridas, correspondientes a la entrada y a la salida de la corriente eléctrica, generalmente en alas y patas que evolucionan hacia la muerte de los tejidos, lo que supone la imposibilidad de recuperación del ave. No fue el caso de nuestra amiga.

Cuando el águila fue trasladada al CREA de El Puerto de Santa María presentaba una herida por electrocución en cada pata y todas las plumas de vuelo quemadas y totalmente inservibles para el vuelo. Ante esta situación, los técnicos optaron por realizar injertos de plumas, ya que la muda del plumaje completo de manera natural tarda más de un año, lo que habría supuesto que el animal permaneciese todo ese tiempo en el CREA y no pudiese migrar con su especie tras el verano.

Durante la operación de trasplante se cambiaron todas y cada una de las plumas de vuelo del paciente, lo que supuso varias horas de trabajo, con cuatro personas divididas en dos grupos independientes para poder hacer la intervención lo más rápido posible. Se utilizaron plumas de tres donantes diferentes (dos cadáveres y un ejemplar irrecuperable) que fueron sustituyendo a cada una de las plumas calcinadas.

La técnica del injerto consiste en utilizar plumas de un donante, que debe ser un ejemplar de la misma especie, que sustituirán a las plumas dañadas del paciente. Las “nuevas” plumas permanecerán en el ave hasta que mude el plumaje de forma natural.

El ejemplar también fue tratado de las heridas que presentaba en las patas ante la pequeña posibilidad de que se conservara el riego sanguíneo debajo de las heridas. Se realizaron curas diarias las primeras semanas y tras dos meses de tratamiento las heridas cicatrizaron y el estado general del ejemplar era bueno.

Tras la intervención, el águila fue trasladada a una instalación especial para su rehabilitación, donde pudo realizar vuelos, ganar masa muscular y destreza, ya que el ave llevaba dos meses sin poder volar debido a las lesiones.

Después de unas semanas de rehabilitación, ha sido liberada en el Parque Natural Los Alcornocales, de Cádiz, aprovechando el paso migratorio que realizan los ejemplares de su especie en el mes de septiembre por esta provincia.

Fuente de la noticia: Agencia de Medioambiente y Agua.