Feliz Día de Acción de Gracias.

El último jueves de noviembre se celebra en todo Estados Unidos la fiesta de Acción de Gracias. En su origen los peregrinos y los indios celebraban juntos la cosecha.

¡Gracias!

El origen de esta reunión se remonta a 1620 cuando los Peregrinos viajaron desde Inglaterra hacia América en el barco Mayflower y desembarcaron en Plymouth. Escapaban de las constricciones de la iglesia de Inglaterra y también de la pobreza. Podrían considerarse los primeros inmigrantes de Norteamérica.

Los indios nativos de Massachusetts los recibieron amistosamente y compartieron con los peregrinos sus conocimientos sobre la siembra en esta tierra y les enseñaron a cazar y a curar la carne de los animales de la zona.

Para celebrar que habían logrado sobrevivir un invierno muy duro y que tenían una abundante cosecha que les ayudaría a enfrentar el siguiente, los peregrinos organizaron una gran cena. Invitaron a los indios nativos para agradecer su ayuda. La primera celebración de acción de gracias duró varios días. Tanto los indios como los peregrinos compartieron alimentos, bebidas y diversión.

William Arthur Ward dijo que «sentir gratitud y no expresarla, es como empacar un regalo y no darlo.» Nuestros corazones son sabios y tienen la capacidad de disfrutar inmediatamente, sin embargo nuestra mente es obstinada y no siempre se centra en lo positivo robándonos el disfrute de ser conscientes de nuestras bendiciones.

Hagamos entonces el esfuerzo de reconocer la fortuna que nos sonríe. Gracias por tener comida sobre la mesa, gracias por compartir con nuestros seres amados, gracias por tener el tiempo de reunirnos, gracias por ser libres y estar a salvo, gracias por tener amigos y familia que nos apoyan y acompañan, gracias por nuestras mascotas que nos roban sonrisas… gracias, gracias, gracias. Más allá de una oración de agradecimiento de rutina, identifiquemos en nuestra vida aquello de lo cual podemos sentirnos agradecidos.

Poniendo en práctica la gratitud

Un buen ejercicio es el de pensar en algo positivo inmediatamente después de que algo desagradable pero no tan grave ocurre. Algo tan básico ayuda a guardar la perspectiva y reducir los niveles de estrés considerablemente. Es cambiar el énfasis de lo que falta, a lo que abunda y sorprenderse uno mismo de que sí, siempre hay algo bueno en nuestras vidas.

Terminar el día con un repaso mental de todo lo bueno que sucedió, incluso cosas que damos por sentadas como comer, respirar, poder ver y caminar y reír, también nos da nuevas perspectivas.

¿Está haciendo frío? Gracias por tener abrigo. ¿Nos tocó trabajar doble turno? Gracias por tener trabajo y por el ingreso adicional.

Si practicamos, nos damos cuenta de que siempre hay algo que agradecer y apreciar en nuestras vidas, y esto nos ayuda a manejar los ratos no tan agradables con mucha más calma y seguridad.

Ejercicio de gratitud

  1. El comienzo: Durante los cinco primeros minutos de mi día, sólo tendré pensamientos positivos comenzando con agradecimiento por un día más lleno de posibilidades.
  2. Gracias inmediatas: Por cada cosa poco agradable que me pase hoy, pensaré en dos cosas de las cuales me siento agradecido.
  3. Fortaleciendo relaciones: Daré las gracias a todos aquellos que crucen mi camino, por lo positivo y no tan positivo que me ofrecen porque de todo puedo aprender.
  4. Resumen del día: Haré una lista mental al final del día de todo aquello positivo en mi vida, empezando con lo general (estoy vivo, estoy sano, puedo respirar, puedo caminar, puedo ver) y terminando con lo específico (tuve un almuerzo delicioso, el atardecer estuvo hermoso, me llegó un bono, me dieron buenas noticias, alguien me ayudó a cambiar una llanta).
  5. Autoexamen: Cuando mi sentido de agradecimiento esté débil o se ponga al reto, contestaré estas dos preguntas: ¿Qué aspecto positivo puedo verle a esta situación? Y, ¿qué aprendo de esta situación?

Fuente: Wikipedia e infoptimismo.