Agua y Energía.

22 de marzo - Día Mundial del AguaEl 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, una fecha para concienciar sobre la necesidad de cuidar este vital elemento tan preciado.

La buena noticia es que desde que se instauró el 22 de marzo como día mundial del agua, más de dos millones de personas han obtenido acceso a fuentes mejoradas de agua potable – muy por delante del plazo objetivo de la ONU de 2015 para reducir a la mitad el número de personas que carecen de agua potable.

El tema que ha elegido la ONU este año es Agua y Energía, para destacar la relación esencial que existe entre ambos recursos: la extracción y abastecimiento de agua necesita energía y, en muchos casos, la producción de energía requiere de agua.

Energía Hidráulica en España.

En el caso de la energía hidráulica, el vínculo es evidente, y España es uno de los países del mundo que más aprovechan esta fuente de energía. En nuestros ríos existen 877 aprovechamientos hidroeléctricos, algunos alimentados por pequeños azudes y, otros, por alguna de las más de 1.200 grandes presas que existen en España.

Estas centrales y mini-centrales proporcionan una energía renovable que en 2013 cubrió el 12,7% de la demanda eléctrica peninsular. Sin embargo, a la vez están provocando una presión excesiva sobre los ecosistemas fluviales. Aparte del impacto de las presas en sí, la operación de las centrales acarrea otros importantes impactos, como la modificación de los regímenes naturales de caudales de los ríos, o la alteración de las comunidades biológicas por la apertura repentina de compuertas.

Para reducir el impacto de la energía hidráulica sobre nuestros ríos, organizaciones como WWF consideran prioritario mejorar la tecnología de las centrales para aumentar la producción y, al mismo tiempo, permitir métodos que respeten los caudales ecológicos y las dinámicas naturales de los ecosistemas fluviales: por ejemplo, con sueltas de agua que imiten las variaciones naturales de caudal a lo largo del año, y que se hagan a un ritmo que permita la adaptación de las comunidades biológicas. Un régimen de caudales apropiado es esencial para mantener las funciones del río y los servicios que nos aportan sus ecosistemas, como la autodepuración o el control de avenidas.