Indonesia ha creado recientemente el santuario más grande del mundo de mantarrayas destinado tanto a proteger este fascinante pero frágil animal, víctima de la sobreexplotación pesquera, como a promover el turismo ecológico en el archipiélago.

Una mantarraya gigante

La nueva legislación protege esta especie en todas las aguas costeras de Indonesia, el país más grande del sureste de Asia, otrora paraíso de pescadores de mantarrayas y de tiburones. Ecuador, Filipinas, Nueva Zelanda y México tomaron con anterioridad medidas de conservación similares.

La reserva abarca unos 6 millones de metros cuadrados alrededor del litoral indonesio, compuesto de 17.000 islas. Un estudio reciente mostró que un sólo ejemplar de mantarraya genera un millón de dólares de ingresos provenientes del turismo, mientras que un ejemplar sacrificado sólo aporta entre 40 y 500 dólares, indicó la organización de defensa de los animales Conservation International.

Numerosos turistas extranjeros viajan cada año a Indonesia para bucear en sus aguas, ricas en biodiversidad. “Indonesia es actualmente el segundo destino turístico del mundo para ver mantarrayas, con un volumen de negocio estimado en 15 millones de dólares”, según Agus Dermawan, un alto responsable del ministerio de Asuntos Marítimos y Pesca.

La población de mantarrayas, que pueden llegar a los 7,5 metros envergadura, disminuye vertiginosamente a causa de su consumo en China, donde sus branquias son utilizadas en la medicina tradicional. Las dos especies de mantarraya (manta alfredi y manta birostris) forman parte de la lista roja de especies vulnerables de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Fuente: +Verde.