«Ser solidario me aporta felicidad. Me siento feliz».

Carlos Peña, nadador con más kilómetros nadados del mundo en modalidad espalda, natación extrema.

Este récord mundial es uno de esos récords especiales que pocas veces se dan, es el homenaje a toda una carrera deportiva, de un nadador que además colabora con causas humanitarias y solidarias por todo el mundo.

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La organización OWR (Official World Record) ha certificado que Carlos Peña González de Uriarte, natural de Tolosa, Guipúzcoa, País Vasco, ha establecido el récord del mundo en número de kilómetros nadados en la modalidad de espalda en natación extrema 4880,30 kilómetros en 2151 horas y 20 minutos, entre los años 1989 a 2015 en distintos lugares del mundo, algo que ha conseguido en un total de 56 travesías.

Para un conductor de autobús, nadar por lagos, ríos o embalses de tres continentes no es algo habitual, hay quién aprovecha las vacaciones para hacer turismo, Carlos Peña, las emplea en hacer actos deportivo-solidarios, que componen además toda una vida deportiva dedicada a la natación extrema, y que a la postre le han valido un récord del mundo.

Historias como ésta, que cada semana contamos en Cuentamealgobueno, demuestran que todas las personas con capacidad de superación, motivación y ganas, pueden establecer un récord del mundo.

Todo lo que ha necesitado Carlos en estos 26 años ha sido un traje de neopreno, unas aletas y las ganas de hacer deporte en beneficio de causas solidarias. Un total de 56 travesías desde 1989, que suman cerca de 4880,30 Kilómetros y 2151 horas y 20 minutos, en el agua. ¿Pero por qué razón el nadador vasco se ha propuesto éstos retos? ¿Nadar en un país en guerra, en el Mar Muerto o en ríos peligrosos?

No hay mal que por bien no venga…

A finales de los ochenta, Peña se dedicaba al atletismo, no había nadado nunca. En 1981 ganó la Behobia-San Sebastián en el Tolosa CF, y fue el atleta más joven en la Maratón de Donostia de 1985, con una buena marca, 2h 32’. Luego llegó una importante lesión, y lo dejó. Ahora, visto en perspectiva, para Carlos, fue un “buen día”, ya que cambió el atletismo por la que ha sido su pasión durante los últimos 26 años, nadar.

Y no sin motivo alguno, siempre recaudando fondos para causas solidarias. Así, después de unos meses lesionado y tras no poder recuperarse para la práctica del atletismo, con su hermano Iñaki se les ocurrió hacer una travesía por el río Ebro.

Sin saber nada de natación extrema, con unos trajes que no se había enfundado nunca, empezó una aventura en la que ahora se encuentra como pez en el agua. No sabían cómo entrenar, se tenían que poner en un río frío en invierno. La idea era nadar en la modalidad de crol, pero los trajes de neopreno eran muy duros y no lo permitían, como sí flotaban se les ocurrió nadar de espalda, había nacido sin saber muy bien de qué manera una carrera deportiva que se convertiría en un estilo de vida.

Nadando por la Paz, el medio ambiente y motivos solidarios.

No se basaba tanto en hacer deporte, cómo en buscar un contenido social a las acciones y travesías. Alguien le habló de la situación de Bosnia Herzegovina y el proyecto se convirtió rápidamente en nadar por la paz. Carlos Peña lo explica así: «Fue la travesía más difícil y arriesgada de mi vida. Nadé en medio de una guerra. Para entrar al río tuve que pasar entre minas antipersona. También he nadado a favor del medio ambiente en el mar Muerto, esta travesía acabé despellejado, por la alta temperatura del agua y porque es el mar más salado del mundo. Fue durísimo».

Carlos es un amante del medio ambiente, y así, además de la paz, o las enfermedades, la pobreza, u otras causas humanitarias, se ha zambullido por muchas causas medioambientales. Y su solidaridad es íntegra para las asociaciones: «Todo lo que se recauda va directamente a las asociaciones a las que yo ayudo».

Una fructífera colaboración es la que ha tenido con la Red Internacional Living Lakes, una organización nacida en 1998 de la mano de la ONG Global Nature Fund. Su objetivo es la creación de una red internacional de cooperación entre lagos y lagunas de gran valor ecológico. Y para Carlos ha sido motivo de orgullo poner su granito de arena en sus causas.

¿Quién le iba a decir a Carlos una fría mañana de diciembre de 1989 nevando en Logroño, antes de nadar 200 Km por el río Ebro, que allí empezaría su nueva manera de afrontar la vida? Para un deportista amateur no es fácil entrenarse, cuando deja aparcado el autobús, este tolosarra encuentra tiempo para entrenar en el río.

El medio urbano queda atrás, el agua es su nuevo espacio, él solo, mirando al cielo, de espaldas a la larga ruta que de momento no tiene horizonte final. Esto sí, acompañado por sus amigos u otros voluntarios, que le dan ánimos y debido a la peligrosidad de las travesías están cerca de él por agua o por tierra.

Como dice él mismo: «Lo hago por los demás, porque cuando tu esfuerzo llega al corazón de alguien ya es suficiente».  Y ahora el esfuerzo le ha valido también un récord del mundo espectacular. «Ser solidario me aporta felicidad. Me siento feliz. Esa es la palabra».

Más información: www.carlospeña.com.