El bosque de Serapium ha crecido con aguas residuales.

Un sorprendente y ambicioso proyecto medioambiental se está llevando a cabo en un desierto de Egipto, donde han comenzado a plantar árboles utilizando para su riego aguas residuales.

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En realidad, el trabajo comenzó en los años 90, con el fin de promover la transformación ecológica de 36 puntos diferentes en el desierto. El bosque Serapium es uno de los frutos de este trabajo.

Este increíble bosque se encuentra en una cuenca de drenaje de aguas residuales efluentes a unos 140km de El Cairo. El sitio recibe las aguas residuales de más de 500.000 habitantes, las cuales suministran agua y nutrientes al bosque.

¿Cómo se hizo el bosque?

Los investigadores crearon un modelo de bosque que mezcla las especies nativas y exóticas de gran valor, como el eucalipto y la caoba. El suelo está cubierto de hojas (lo que facilita mantener la humedad y aporta nutrientes) y un tubos de riego transportan las aguas residuales a los árboles. El suministro se realiza dos veces al día y cada árbol recibe, en promedio, cinco litros de agua.

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Como se trata de un recurso escaso en el desierto absolutamente nada de agua potable se utiliza en el proceso. Todo el sistema se alimenta con efluentes de aguas residuales, que pasan por dos etapas de tratamiento antes de ser liberados a la plantación. En la primera etapa se eliminan los residuos sólidos, luego en la segunda se incluyen microbios y oxígeno para descomponer los materiales orgánicos restantes.

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Lo que llega a los árboles es un líquido con una alta concentración de fosfato y nitrógeno, los cuales actúan como excelentes fertilizantes. Debido a esto, el crecimiento de los árboles es mucho más rápido que el tradicional, a pesar de estar en este tipo de condiciones climáticas adversas. Un eucalipto, por ejemplo, tarda 15 años en crecer en Egipto y alcanzar el mismo tamaño en Alemania sería, en promedio, 60 años.

A pesar de que el proceso vuelca un alto contenido de nutrientes a la tierra, no es adecuado para el cultivo de alimentos. En este caso, el efluente tendría que someterse a una tercera etapa de tratamiento antes de poderse usar en huerto y jardines para poder bajar la carga bacteriana.

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Pero esta es una opción para hacer del desierto de una zona productiva, lograr un aumento de la economía local y al mismo tiempo luchar contra la desertificación.

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