DESCUBRÍ sus condiciones hace tiempo, sin alardes, como quien no percibe sus notas; pero, delimitando mis posibilidades de cara a la comprensión de las peripecias cotidianas, esas cuitas que sólo yo siento.

Era imposible deslindarla de mis preocupaciones, emociones, melindres y miserias. ¡Natural! La IDENTIDAD incluye a los diversos componentes personales; cuya consideración por separado sería mera ocurrencia.

DESCUBRÍ pronto, que nadie de fuera podía sustituirme en semejantes cavilaciones incesantes. Era el portador de un conjunto peculiar e intransferible de consideraciones. Otras condiciones, estarían localizadas en otra gente.

A pesar de mis serias dificultades con las matemáticas, por aquel entonces aprendí la ARMONÍA que va incluida en el valor de la suma de las verdades variadas; del mismo modo, eran entidades con carácter de insustituibles.

¡Y ahora vienen con el alarde novedoso del contenido de la postverdad!

¡Gran descubrimiento! Buena noticia reiterada desde fechas antiguas, de cara a las experiencias existenciales, de renovación cotidiana y en cada persona.

 

Crédito fotografía: Alexander Shchukin.