En las grandes competiciones CICLISTAS no se permite a cada corredor un trayecto anárquico, la contrarreloj tiene fijada su fecha, la montaña en su momento. Los pormenores fueron trazados y rigen las actuaciones.

Fotografía de etringita

Se imaginan en la subida al Chorret de Catí a cada ciclista eligiendo el momento para subir una determinada rampa, según el capricho del esforzado corredor. Primero paso la meta, luego cubro el recorrido.

Así, en la niñez priva la rigurosa adaptación y dependencia. En la juventud, el aprendizaje e impulsos creativos. Y en la vejez, los deterioros compiten aventajados sobre las capacidades acumuladas.

Por eso son llamativas las DISONANCIAS, a veces escandalosas, de niños y jóvenes envejecidos, jóvenes abúlicos de turbia planta, o los sujetos añosos en pretendidas actitudes juveniles. Chirrían por las numerosas rozaduras.

La abundancia de buenos descubrimientos es gratificante, pero ninguno está aislado del TOQUE HUMANO, del paso del tiempo o de la ubicación espacial; que reorientan el sentido de su presencia, para bien o para los lamentos.

Es imprescindible que sepamos detectar las ETAPAS, reinan con sus repercusiones y su papel clarificador, para no dar pedaladas a destiempo, con derrapes desoladores.