Los bosques y la energía.

Hoy, 21 de marzo de 2017, se conmemora el Día Internacional de los Bosques, una celebración mundial que nos brinda la oportunidad de concienciarnos sobre la importancia de todos los tipos de ecosistemas boscosos y árboles, y de celebrar las diferentes maneras en las que los bosques nos mantienen y protegen.

En la celebración de este año se pone el foco en la dendroenergía (aquella que proviene de los árboles) contribuye de manera significativa a mejorar la vida de las personas, fomentar el desarrollo sostenible y mitigar el cambio climático.

La madera es una importante fuente de energía renovable y actualmente representa aproximadamente el 45% del suministro de energía renovable en el mundo (27% en África, 13% en Latino América y el Caribe y 5% en Asia y Oceanía)

Desempeña un papel importante tanto en los países en desarrollo como en algunos industrializados. En torno a la mitad de la producción mundial de madera (unos 1860 millones de metros cúbicos) se utiliza como fuente de energía para cocinar, calentarse y generar electricidad. Eso significa que, gracias a los combustibles provenientes de las masas boscosas (o dendrocombustibles), 2400 millones de personas pueden cocinar, hervir agua y calentar sus hogares.

Deseamos que llegue el momento en que esta cifra se reduzca a cero, es decir, que llegue el momento en el ser humano deje de talar árboles y quemar su madera para utilizarla como fuente de energía. Hasta entonces, la dendroenergía sigue siendo un motor del desarrollo económico: casi 900 millones de personas, principalmente en los países en desarrollo, se dedican al sector de energía de origen forestal a tiempo completo o parcial.

La modernización de este sector energético puede ayudar a revitalizar las economías rurales y estimular el desarrollo empresarial: un aumento de las inversiones en la producción de dendroenergía y dendrocombustibles avanzados puede proporcionar ingresos para financiar una mejor gestión forestal, más bosques en crecimiento y más puestos de trabajo.

Los árboles contribuyen a una mayor calidad de vida y al ahorro energético en las zonas urbanas: la colocación estratégica de árboles en las zonas urbanas puede enfriar el aire entre 2 y 8º C.

La dendroenergía mitiga el cambio climático y fomenta el desarrollo sostenible: los bosques del planeta contienen diez veces más energía que la que se consume anualmente a nivel mundial. La dendroenergía es, por tanto, un recurso renovable de enorme potencial para satisfacer la demanda energética del globo.

Las masas boscosas proporcionan, además, aire limpio, agua y energía renovable con efecto neto neutros en cuanto a las emisiones de dióxido de carbono. La gestión sostenible de los bosques nos conduce a un futuro más ecológico.

Los bosques son fuente de energía, ahora y en una futura economía verde mundial. Una mayor inversión en innovación tecnológica y en la gestión sostenible de los bosques es la clave para aumentar el papel de estos ecosistemas como fuente principal de energía renovable. De esta forma invertimos en nuestro futuro sostenible, en el cumplimiento de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible y en el fomento de una economía verde.

Un aumento de la superficie de arboledas sostenibles, familiares y comunitarias, y el uso de cocinas de leña no contaminantes y eficientes pueden facilitar el acceso de millones de personas más de los países en desarrollo a energía barata, fiable y renovable.