• Ayer se aprobó una resolución para que se abandone totalmente el uso del glifosato en cinco año.
  • Además, a partir de diciembre de 2017, se prohíban algunos usos.
  • Más de un millón de personas en la Unión Europea han pedido la prohibición de este herbicida.

El Parlamento Europeo aprobó ayer de forma rotunda poner fin al uso de glifosato a partir del año 2022, con 355 votos a favor, 204 en contra y 111 abstenciones, medida que celebran ONGs medioambientales como Greenpeace

«El Parlamento Europeo dice claramente que el glifosato debe desaparecer, que debe prohibirse. Aunque los plazos de eliminación son más largos de lo técnicamente necesario, esta propuesta es una bocanada de aire fresco. Más de un millón de personas en la Unión Europea, y ahora el Parlamento, piden la prohibición de este peligroso herbicida. Es el momento de que la Comisión y los gobiernos nacionales escuchen este mensaje» ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España.

Esta ONG considera que el resultado de la votación es un cambio importante en la posición del Parlamento, ya que pide claramente una prohibición, cuando el año pasado había votado a favor de una renovación de siete años junto con restricciones al uso.

«El glifosato está en el 45% de los suelos europeos, en los alimentos, en el agua… en nuestros cuerpos. Es una irresponsabilidad permitir que siga en el mercado por otros 10 años y sin restricción. El Gobierno español debe votar en contra de la propuesta de la Comisión Europea», ha concluido Ferreirim.

Prohibición por etapas

La resolución aprobada exige una prohibición por etapas. A partir del 16 de diciembre de 2017, propone que se prohíban totalmente los siguientes usos:

  • Uso de glifosato por personas no profesionales.
  • Uso en, o cerca de, parques públicos, patios públicos o jardines públicos.
  • Uso para secar químicamente los cultivos antes de la cosecha.
  • Uso agrícola “donde los sistemas integrados de manejo de plagas son suficientes para la gestión necesaria de malezas”.

A partir del 16 de diciembre de 2022, se deben prohibir todos los usos restantes.

Pero, ¿qué es el glifosfato y por qué es perjudicial?

El glifosato es un herbicida que ha sido clasificado recientemente por la Organización Mundial de la Salud como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Se trata de un herbicida de amplio espectro que fue por primera vez comercializado por Monsanto con el nombre de Roundup en la década de 1970.

El glifosfato se ha venido utilizando ampliamente en la agricultura. Es hora de pasar a medidas más ecológicas. Foto cortesía de Policía Nacional de los colombianos

El glifosfato se ha venido utilizando ampliamente en la agricultura. Es hora de pasar a medidas más ecológicas. Foto cortesía de Policía Nacional de los colombianos

Desde que su patente caducó en el año 2000, numerosas compañías producen hoy glifosato con diferentes nombres comerciales. Sin embargo, el Roundup de Monsanto sigue siendo el herbicida más vendido en el mundo. Actualmente, y a nivel mundial, es la sustancia activa de más de 750 productos diferentes que se utilizan en la agricultura, silvicultura, jardinería y para aplicación doméstica. En España, en 2015, están autorizados 125 productos distintos.

Veinte años después de que el herbicida llegara al mercado, Monsanto desarrolló plantas transgénicas (Roundup Ready) tolerantes al glifosato, lo que en consecuencia permitía una aplicación más amplia del producto y supuestamente una reducción del uso de herbicidas. Sin embargo, era una falsa promesa y ha hecho incrementar drásticamente su uso. Al ser un herbicida de amplio espectro, mata a todas las plantas sobre el que es aplicado, no solo las “malas hierbas”, excepto los cultivos transgénicos que han sido modificados para ser tolerantes a este compuesto, lo que permite su uso indiscriminado sobre estos.

Desde hace décadas ONGs como Greenpeace vienen denunciando los potenciales efectos dañinos del glifosato para la salud humana, pero nunca se han llegado a tomar medidas.  El resultado: millones de hectáreas de tierras de cultivo, los parques y hasta las aceras son rociadas con glifosato cada año en todo el mundo.

Vías de exposición al glifosfato. Imagen: Greenpeace

Vías de exposición al glifosfato. Imagen: Greenpeace

En marzo de 2015 la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha clasificado el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Esta clasificación se basa en la evidencia limitada en seres humanos pero una fuerte evidencia de que es cancerígeno para los animales. También se sospecha que actúa como un disruptor endocrino y que es tóxico para la reproducción.

Los científicos han detectado este «probable» carcinógeno humano en nuestro aire, la lluvia, e incluso en nuestros cuerpos. 
El informe de Greenpeace “Los plaguicidas y nuestra salud: una preocupación creciente” muestra como los plaguicidas afectan a nuestra salud y que entre los principales grupos de riesgo y más vulnerables se encuentran los agricultores, sus familias, los fetos, bebés y niños pequeños. Para aquellas personas que no nos encontramos en estos grupos la alimentación es la principal vía de exposición a los plaguicidas.

¿Podemos protegernos frente al glifostato?

Sí, recomendamos leer este artículo de Greenpeace.

¿Cuál es la posición «oficial» de España en todo este asunto?

Lamentablemente, España, al contrario de países como Francia, Italia, Austria o Luxemburgo, ha manifestado públicamente su apoyo a la propuesta de la Comisión Europea para renovar por diez años más la autorización de uso del glifosato, sin restricción, en la Unión Europea.

Ante la resolución del Parlamento Europeo, Greenpeace y otras ONGs piden que el Gobierno español reconsidere su postura y no apoye la propuesta actual de la Comisión, sino que se trabaje en una nueva, que permita el abandono del glifosato y la más que necesaria transición hacia la agricultura ecológica.

Continúa el trabajo para su prohibición total

Aunque esta buena noticia es un respiro en el debate, su resultado sigue sugiriendo que el glifosato permanezca en el mercado cinco años más, lo que supone más tiempo del necesario para hacer una transición a una agricultura libre de este herbicida.

No hay que bajar la guardia por tanto y continuar informando a la ciudadanía, recabando apoyos y movilizándose para que nuestros campos estén libres de estos tóxicos.