De manera sutil, los numerosos impulsos psicológicos permanece ubicados en un fondo comunitario, asimilados en la denominada NOOSFERA, receptora y emisora de influencias insospechadas.

De catalogación complicada, de rasgos poco controlados, en cierto sentido constituye un RECEPTÁCULO frío; aunque su disponibilidad acoge las aportaciones inteligentes cercanas a la sabiduría.

Por su misma ausencia de consideraciones, la BANALIDAD es invasiva, tiene un enorme poder de penetración, reitera con fruición sus aportaciones, en un goteo presencial, que le confiere una entidad muy visible, a pesar de su inconsistencia.

El cultivo de la noosfera exige buenos CUIDADOS, mantenerla abonada con ideas nutritivas, ejemplo edificantes, enseñanzas, fundamentos, para que no languidezca saturada de intemperancias, de actitudes desvaídas.

Contra el peligro de extinción de cualidades excelentes, la RESERVA de los pensamientos es una zona facilitadora de milagros revitalizadores.

El motor del INTELECTO dispone de la voluntad y del juicio, para entrar a pleno rendimiento en la reserva mental consciente de sus posibilidades.