BRIZNAS REVELADORAS

A veces me fascinan actitudes curiosas. Su rareza no llega a preocuparme, pero algo remueven en mis interiores. Son FIJACIONES temporales, cuyos entresijos alcanzan horizontes insospechados.

Me refiero hoy a una endeble BRIZNA de hierba mecida por la brisa, situada a pocos centímetros de mi cabeza recostada a su lado. Su fragilidad e insignificancia cósmica no requiere explicaciones complicadas.

A su vera, las TEORÍAS se quedan alicortas La donosura de la brizna elude las explicaciones presuntuosas, sean evolucionistas, materialistas, cuánticas o cósmicas. Está un poco más allá de todas ellas.

El ejercicio EXISTENCIAL de la hierbecilla adquiere dimensiones resistentes frente a las presiones medioambientales y frente a las interpretaciones de los sabios dispersos por los espacios mundanos, propensos a explicarlo casi todo.

Su presencia forma parte del ENSAMBLAJE común, sin que pretendan imponerse sobre el resto de pulsiones de la Naturaleza.

Los empeños en etiquetados normativos están muy alejados del hallazgo genial de una comprensión convincente de las MARAVILLAS radiantes.