Mantenerse lejos del miedo, el nuevo reto.

En los tiempos que corren considero importante hablar principalmente de dos cosas: 1) la mentalidad de la abundancia, 2) cómo mantener el miedo a raya.

Como contrapunto a la des-información proporcionada por los medios de comunicación tradicionales, es decir, la televisión, me gustaría ser una más que compense la balanza en pro a una visión más ¿optimista? de la famosa pandemia. Para ello, voy a utilizar mi propia experiencia como ser humano en este planeta. Quisiera deleitaros con mis historias, compartir con vosotros mi gran secreto: cómo consigo mantenerme lejos del miedo.

Perú, Machupichu

Allá por el año 2014, tuve la oportunidad de viajar a Perú por motivos profesionales. Sería la primera vez que salía de la vieja Europa, en esta ocasión para cruzar el charco. Aunque mi amiga Lucía me esperaba allí con los brazos abiertos, eso no evitaba que me preocupara por el tema de las posibles enfermedades contagiosas o potencialmente letales, tales como la fiebre amarilla o la malaria.

El caso es que tuve que hacer un trabajo interno, a parte de ponerme alguna que otra vacuna, para fortalecerme mentalmente. No quería permitir que los miedos fastidiaran mi aventura. Así que hice lo que tenía que hacer, dentro de unos límites pues no quería ponerme mil vacunas. Conozco un caso muy cercano de una persona que sufrió una encefalitis y, aunque finalmente no murió, estuvo en coma durante días en estado de muerte clínica. (Sí, hay muchos casos de personas que reaccionan mal a una vacuna, pero qué le vamos a hacer, hasta el día de hoy no somos inmortales ni los científicos son dioses.)

Recuerdo que me imaginé en todos los escenarios posibles: ¿y si bebo agua en mal estado? ¿y si me tomo una lechuga sin lavar? ¿y si me pilla una inundación o un accidente en una de esas carreteras de la muerte sin asfaltar? Bueno, la realidad es que llegué a la siguiente conclusión: si tuviera que enumerar todas las formas posibles de morir, no acabaría nunca, sumando el hecho de que podría morir en mi propia casa. Era rídiculo darle vueltas a esto. Entonces, por si caso, me vacuné de la fiebre amarilla para limpiar mi conciencia y confié en que la vida me sostendría. Y así fue.

Tengo que decir que tomé lechuga sin lavar que me provocó una diarrea del copón, y casi nos matamos en una carretera en Ecuador, también hubo un día que llovó a mares convirtiendo las calles en ríos. Pero juro que en todo momento me sentí segura y protegida hasta el día de hoy.

Muerte México

Si sólo nos fijamos en evitar la muerte, no vivimos la vida. Esta es la gran verdad que quiero desvelar. Y sin embargo, mientras más me fijo en la muerte, más amo la vida, porque sé que algún día terminará, se transformará en otra cosa, de hecho, se está transformando constantemente y yo quiero exprimirla.

¿Cómo sentirse segur@ y protegid@ independientemente de las circunstancias? Para conseguir llevar esta sensación contigo las 24 horas tienes que ejercitar la CONFIANZA. Pero, ¿cómo voy a confiar en este virus cuando tantas personas están muriendo por su culpa? A lo que yo te respondo, ¿acaso no moría gente antes? ¿Qué diferencia hay?

¿Sabes cuántos virus muchos más letales que el COVID se lleva todos los días por delante a miles de personas en todo el mundo? ¿Sabías que la muerte por suicidio mata más gente que el COVID? Según el periódico La Vanguardia, “Las víctimas por suicidio duplican a las de accidentes de tráfico, superan en once veces a los homicidios y en ochenta a los de violencia de género”.

Estas son respuestas desde un punto de vista lógico racional, como a vosotros os gusta. Me gustaría decir, o mejor dicho, preguntaros algo: ¿estáis conectad@s con vosotr@s mism@s? ¿Te escuchas? ¿cómo te hablas a tí mism@? Estas preguntas aparentemente moñas son el origen de todo, porque hasta que no te conectes contigo mism@ estarás conectado a otra cosa siempre peor y tampoco podrás enchufarte al flujo de la VIDA.

Como un colega me dijo esta mañana: “Si rompes un huevo desde fuera, matas la vida que hay en su interior. Pero si el huevo se rompe desde dentro, la vida se desarrolla.” ¿Qué quiero decir con esto? Que el cambio viene desde dentro. Desarrollar la confianza en la vida es algo que nace en nuestro interior y comienza conectándote contigo mism@.

Cuando alcanzas este nivel de conexión, vas a descubrir cosas que antes no veías. Todo está relacionado con el amor. Incluso la abundancia está relacionada con el amor, pero el Amor con mayúsculas.

Varanasi, India

 

El Amor es lo opuesto al miedo.

Después de Perú vino la India. Ahí si que me acojoné. No sólo había malaria y no sé cuántas más, sino que algunas, como el dengue, no tenían vacuna. ¡Dios! ¿qué hago pues? Para más INRI, viviría en un campus donde se encontraba el mayor hospital de la zona, lleno de enfermos y niños con meningitis y todo lo contagiable. Esta prueba era aún mayor que la anterior. ¡Perú se quedaba en pañales!

¿Qué pasó? Mis ganas de aventura pudieron más. Recuerdo que pensé: si no es ahora no será nunca, (y probablemente así sea, porque ahora con los cierres de aeropuertos y demás va a ser imposible volver.) Además, una ya tiene una edad y otras prioridades. Me dije: si tengo que pillar algo lo pillaré aquí o donde sea. No podré escapar. Lo cierto es que no podemos escapar a nuestro destino.

A día de hoy puedo decir que dejar de vivir en el miedo es una elección. Yo decido no tener miedo a este virus, yo decido tomar precauciones sin volverme loca, yo decido ser respetuosa con aquellos que aún tienen miedo y serles de apoyo si lo necesitan. Pero me encantaría que ellos mismos salieran de ese agujero negro y saborearan la libertad que se siente al aceptar la vida tal y como es. No sólo aceptarla sino VIVIRLA con todas las letras. Yo estoy enamorada de la Vida y quiero demostrarlo con hechos.

 

 

Estamos sumidos en una era digital en la que, no sólo hemos perdido conexión con nosotr@s mism@s, sino también con la realidad, aquella que podemos experienciar con los cinco sentidos, a nivel corpóreo. Nos estamos abandonando, resignando, somos una sociedad “civilizada” que se horroriza por ver a dos personas del mismo sexo besándose y ve totalmente natural la violencia y la pobreza extrema. Somos zombies ciegos o insensibles paseando por las calles emanando frialdad y desesperación.

Nosotros, los nacidos antes del internet, tenemos una importante misión que es la de ser puente entre lo viejo y lo nuevo. No dejo de escuchar críticas hacia los milenials: que si son flojos, que si no saben hacer la o con un canuto, que no tienen motivación o que están todo el día enganchados al móvil.

Pero yo pregunto, ¿por qué? ¿quién les ha dado el móvil? ¿por qué están desmotivados? ¿Qué se esconde detrás de todo esto? ¿Y si en vez de ser la causa son el efecto, los síntomas de una sociedad enferma? Les estamos ayudando a que desconecten de ell@s mism@s. ¡Son nuestro propio reflejo! Y no se merecen ese trato, al fin y al cabo acaban de llegar…

De nuevo, ¿prefieres vivir en el miedo o en el Amor? ¿qué legado le quieres dejar a tus hijos?

Para vivir en tiempos de COVID hay que ser valientes. Seámoslo.

Con amor y paz.
SaraLJ