Fomentando el desarrollo personal de las mujeres rurales

  • Promovido por la Asociación de mujeres Flor de Albahaca de Humilladero y financiado por Diputación de Málaga.
  • Autora: Isabel Muñoz Cobos.

Desde la Asociación de mujeres Flor de Albahaca del pueblo de Humilladero (Málaga) se ha promovido la realización del proyecto “Mujer Erigida”, que tiene como fin el fomento del desarrollo personal de las mujeres rurales.

Este grupo de mujeres no pidieron para ellas solas los talleres, los han pedido para cinco pueblos más, para Bobadilla Estación, para Alameda, para Casabermeja, para Villanueva de la Concepción y para Fuente Piedra, y desde Diputación de Málaga se consideró importante financiar este tipo de proyectos.

Está siendo un verdadero lujo compartir mi tiempo con este perfil de mujeres, he tenido la suerte de ser la facilitadora de estos talleres, junto con otra colaboradora, María Rivera, fisioterapeuta y experta en suelo pélvico.

Cuando me preparo los talleres para compartir mis vivencias y conocimientos, en el ámbito de desarrollo personal, siempre tengo una sensación de vértigo, al pensar si lo que yo les voy a contar les resultará interesante.

Y siempre me pasa lo mismo, la calidad humana que encuentro, las ganas de compartir, la ilusión por aprender y por pasar un rato en compañía de sus amistades, crea un ambiente y una energía que consigue formar un espacio mucho más constructivo y enriquecedor de lo que pueda en mi imaginación organizar.

Taller Mujer Erigida: Devolviendo el empoderamiento a la mujer rural

Devolviendo el empoderamiento a la mujer rural

Estos talleres están pensados y diseñados para fomentar el desarrollo personal de las mujeres rurales, para devolverles todo el poderío que, desde la visión antropocéntrica y urbana, se han empeñado en reducir a meras personas tuteladas, sin inquietudes, ni iniciativas, ni humor, ni miedos, simplemente mujeres de segunda.

Nada más alejado de la realidad. Las mujeres rurales son un punto crucial en el “status quo” social que actualmente se conoce. Aunque hemos relegado toda la importancia del sector primario a los lineales de los supermercados, todos y cada uno de los productos que ahí encontramos procede del campo o del mar, proceden del sector primario, se crían en los pueblos o se pescan en el mar.

Se habla mucho, muchísimo de la población rural, y de la vida en los pueblos, y se omite, probablemente por no darle la importancia que tienen las mujeres rurales, que, ellas son la base de que esos lineales sigan llenos de alimentos.

“Huida ilustrada rural”

Se ha acuñado un término “huida ilustrada rural” que viene a decir que las chicas y mujeres de los pueblos, si no encuentran el tipo de trabajo que esperan según su preparación, se marchan de ellos.

La realidad de esta situación es que, cuando una mujer se marcha de un pueblo, este se masculiniza un poquito más, este pierde una parte vital de una futura familia, de descendencia, de nuevos proyectos… de vida.

Y las repercusiones de esta realidad en el siglo XXI son, que necesitamos pueblos vivos, alegres, con ganas de seguir, con ganas de mejorar y con mucho por hacer, para que las personas urbanas sigan pudiendo vivir de espaldas a la mano que las alimenta, y pensando, en su ignorancia, que estos lineales se crean en industrias.

Creando lazos entre mujeres erigidas

Creando lazos entre mujeres erigidas

Este tipo de iniciativas, además de fomentar entre mujeres, todas ellas muy empoderadas, un vínculo social estrecho, fomenta lazos y crea ambientes de complicidad y de crecimiento.

Hace que las mujeres tomen más conciencia de la labor que desempeñan los pueblos vivos para la conservación del medio ambiente, para conservar la poca biodiversidad que estamos dejando en el planeta, para tener una seguridad alimentaria (alimentos seguros y tener la seguridad que podremos contar con esos alimentos), y para cuidar de todo el capital natural, que desde las ciudades se desconoce.

Este tipo de proyectos y de talleres nos enriquecen a todas las que participamos en ellos, o por lo menos, el efecto que tienen en mí es la tranquilidad de que, lejos de ser mujeres apocadas e indefensas, nuestras mujeres rurales son mujeres erigidas.