Me dicen que el gobierno de un país mediano llamado España me predice para el 2050. Soy el humano del futuro desde hace décadas. Pues ea, voy a emitir yo también mi profecía: en el 2050 los gobiernos se dedicarán a gobernar en vez de emplearse en la futurología.

¿Utopía o distopía? Para mí lo verdaderamente distópico es que los gobiernos invadan el territorio de la ciudadanía. Basta que cualquier gobierno predique el vegetarianismo o el ciclismo para que uno quiera hacer justamente lo contrario, más que nada por definir y defender ese círculo de libertad donde apaciblemente vivimos.

No sé por qué unos señores se creen más en la posesión de la verdad que otros. ¿Por el hecho de ser potentados de la industria informática? ¿Por dirigir un gobierno mediano de un país mediano en un continente situado en el medio? ¿Es que ellos tienen más datos? ¿Es que los combinan mejor? ¿Es que son más listos? Etc.

Ya lo dijeron los antiguos griegos (como casi todo). A las personas que los dioses les otorgaban le videncia del futuro, les condenaban de igual modo a que nadie les hiciera caso: Casandra o Tiresias. Sólo así puede predecirse de verdad el futuro. Lo otro es manipulación, la «autoridad carismática» que decía Max Weber, o la profecía autocumplida. Cualquier predicción de futuro se convierte en un factor, en una causa más del mismo.

Siempre me ha gustado la singularidad, contra viento y marea pertenecer a los pocos, a los tan minoritarios que el poder político ni siquiera nos mencione. La bicicleta es mi medio de transporte habitual desde mi etapa de estudiante, y rara vez como carne, y menos de cuadrúpedos, o de mamíferos. No me gusta ni la digiero. Prefiero lo vegetal, digamos… el gazpacho que tantas vidas de tantos andaluces cada año salva y bendice y mejora a base de tomates, de pepino, de pimiento y de ajo, regado con buen agua y aceite del lugar.

Y respecto a la bicicleta, hasta hace poco, era el mejor medio de transporte, al menos para Málaga. El más rápido y divertido, donde se paseaba mientras uno iba al trabajo, a recoger a los niños al cole o a la compra. Basta que se esté masificando y, sobre todo, que se le sumen los más extraños artefactos, para que la situación se complique. Si bien sigue siendo con diferencia todavía el mejor modo para desplazarse, el más silencioso, respetuoso y relajante.

Hace décadas que no bebo más alcohol que el brandy que contienen las flores del Dr. Bach. Sin embargo, me disgusta cuando autoridades políticas predican la ley seca. Creo que una de las cosas peores para la salud no son las bebidas carbonatadas y azucaradas, o las energéticas, ni la grasa de cerdo, sino el fanatismo.

El ser humano es esencialmente imprevisible porque es esencialmente creativo y libre. Como en el cuento del astrólogo en el palacio, que era capaz de predecir la suerte de todos menos la suya propia. Toda predicción sobre el futuro del ser humano no deja de ser un intento de manipulación y de coartar su libertad, condicionándola en modo de profecías autocumplidas. También Marx hizo sus predicciones, cuyo cumplimiento y resultado, en retrospectiva conocemos.

Ah, y se dejen, por favor, de trasnochadas teorías malthusianas de una sobrepoblación depredadora del planeta. Miren más por el decrecimiento poblacional. El mundo no se acabará por exceso de humanidad sino por su defecto. Viva el ser humano, hermosa y enigmática criatura magnificente.

Joaquín G Weil

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