Nos muestra una serie de figuraciones entrañables, valoradas sobre todo al vernos obligados a abandonarlas con el paso de los años. Configuran el BRUMOSO recuerdo de vivencias singulares bien arraigadas.
Son patentes los LUGARES cargados de apariencias expresivas, determinados rincones paisajísticos compiten con habitáculos personales y asomos de estructuras llamativas; nos atraen como raíces emergentes.
Junto a los lugares se insinúan ESCENAS de las actuaciones propias con su curioso contraste, apenas definibles en la actualidad, con un significado potente y de gran calado.
El recuerdo se suma al sentimiento de las esencias.
Adquieren un brillo especial esas imágenes entrecortadas de los coetáneos significativos de aquellos momentos. Sus INFLUENCIAS se resisten a desaparecer, dejan ese sello de su fulgurante imagen en el caleidoscopio
Arrolladas por el tiempo, aquellas realidades han perdido su tersura hasta casi desaparecer. Eso pudiera parecer, aunque su potencia les convierte en piezas vitales e insustituibles; desde ellas se forja el ARMAZÓN individual, ese del que tanto alardeamos después.