El aumento de la criminalidad y las operaciones militares en marcha hacen muy difícil el acceso de la ayuda humanitaria, especialmente en las zonas fronterizas de los países pertenecientes al G5 Sahel (Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger).

El centro y norte de Mali se está viendo sobrepasado en estos primeros tres meses del año por la huida masiva de sus habitantes. Más de 87.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares, 71.000 más que el año pasado, según las cifras que recogió el Mecanismo de Respueta Rápida (MMR) en Mali.

Una de las más afectadas es la región de Mopti, con 15 000 personas, como consecuencia del incremento de los conflictos intercomunitarios desde comienzo del año.

 

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El Consejo Noruego para los Refugiados y el resto de socios del Mecanismo Rápido de Emergencia en Mali alertan del impacto humanitario de esta crisis sobre las poblaciones desplazadas.

Los esfuerzos de la comunidad internacional en el Sahel se centran en la elaboración de estrategias de seguridad sin tener suficientemente en cuenta las necesidades humanitarias generadas por la intensificación de la violencia y el conflicto.

El Consejo Noruego para los Refugiados y sus socios en el Mecanismo de Respuesta Rápida hacen un llamamiento a:

los donantes para que financien la respuesta humanitaria en Malí y piden acceso sin restricciones a las poblaciones afectadas por la violencia.