• Dietas adecuadas, ejercicio físico, uso correcto de gafas y lentillas, o revisiones periódicas, entre las herramientas para el cuidado de nuestros ojos.

Tras la llegada del Covid-19, y la creciente tendencia al teletrabajo, ha incrementado considerablemente los casos de ojos seco y otras deficiencias en la vista. Esto se debe al aumento de la dependencia de las pantallas digitales, así como al incremento de horas de exposición frente al ordenador.

Es por ello que numerosos profesionales y entidades, como es el caso de Vision Direct España, recomiendan prestar mayor atención al cuidado de nuestros ojos. En este sentido, pueden emprenderse un sin fin de actividades beneficiosas, que van desde revisiones periódicas, cuidado de la higiene, o realización de ejercicio físico. Así como el cuidado de una alimentación sana, uso de gafas y lentes correctas como las lentillas Biofinity, o por supuesto un buen descanso.

Todas estas posibilidades se encuentran a nuestro alcance, e influyen favorablemente en un correcto cuidado de los ojos.

Factores de daño

El doctor José Manuel Benítez del Castillo, catedrático de Oftalmología de la UCM, clarifica en su libro ‘La enfermedad de ojo seco. Mitos y realidades’, el por qué de la aparición de este tipo de afecciones. Concretamente, indica que «cuando nos concentramos ante la pantalla, dejamos de parpadear. Cuando miramos de lejos parpadeamos unas 17 veces por minuto. Pero al mirar de cerca y fijar la vista el número de parpadeos cae por debajo de cinco”.

Además, afirma que «el estrés se asocia con un mayor número de parpadeos incompletos y por tanto ineficaces. Y la mala nutrición se identifican como factores causantes de ojo seco.» Esta se trata de una enfermedad que afecta a cerca de cinco millones de personas en España, pero la mayoría no tiene conocimiento de ello. Se trata de una patología crónica, pero con tratamiento eficaz.

La edad también es un factor influyente en el estado de los ojos. En este sentido, según datos del ‘Libro Blanco de la Visión. Edición especial Covid-19’, seis de cada diez personas en nuestro país necesitan equipamientos ópticos en su día a día para alcanzar una buena visión. Dicha necesidad, se hace aún más evidente a medida que el ciudadano envejece. En lo que se refiere a los jóvenes, es remarcable que un 44,44 % de estos carece de una visión perfecta. Aunque este porcentaje llega al 87,9 % en el rango de edad de entre los 65 y 84 años.

Cuidado de los ojos

Cuando pensamos en trabajar en el cuidado de nuestros ojos, nos asaltan numerosas dudas. Tales como pintarse o no el ojo, usar o no lentillas, a qué comida recurrir, hacer uso o no del ordenador, etc. Equilibrio y moderación son dos respuestas genéricas ante estas preguntas.

Así, y siguiendo a Benítez del Castillo, “las dietas adecuadas, el uso equilibrado de las pantallas, mantener ambientes limpios y humidificados, moderar el uso de cosméticos o identificar ciertas medicaciones secantes constituyen los consejos principales para el cuidado de los ojos”.

En lo que se refiere a la alimentación, ya son numerosos los estudios entorno a la relación entre esta y las enfermedades oculares. Como el que se desprende del Plan General de Actuación (PGA) puesto en marcha en Oviedo por el CSIC, la Fundación de Investigación Oftalmológica (FIO) y el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV). A través de él, se pretenden ejecutar proyectos de investigación clínica en torno a las enfermedades que causan ceguera y alteración de la visión. Y su relación con la alimentación y los nutrientes.

En nuestro día a día, además, podemos introducir en nuestra dieta algunos alimentos concretos que contribuyen a una mejora de la visión. Algunos de ellos son: el brócoli, la naranja, la zanahoria, el salmón, el té verde, o las semillas de girasol, entro otros muchos.

Por último, cabe resaltar la importancia de las visitas a los establecimientos sanitarios de óptica para someterse a una revisión visual. Estos reconocimientos médicos no solo permiten controlar nuestro grado de visión para el cuidado de nuestros ojos, sino también detectar signos que establezcan alguna sospecha patológica. Es el caso por ejemplo de la ceguera por glaucoma, y de la importancia de su detección temprana, de la que os hablábamos recientemente en este artículo.

CAB/AR