El relator especial de la ONU sobre los derechos humanos y el medio ambiente, David Boyd, apostó este jueves por realizar cambios transformadores que protejan el medio ambiente tras la pandemia del Covid-19, enfermedad causada por el nuevo coronavirus, para evitar «un sufrimiento incalculable» si se apuesta en otra dirección.

Boyd hizo esta consideración en un comunicado con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra este viernes bajo el lema ‘La hora de la naturaleza’, con el que Naciones Unidas reclama a los ciudadanos que escuchen los «mensajes» que lanza el planeta.

Este experto indicó que hacen falta urgentemente «acciones transformadoras» para proteger el medio ambiente y los derechos humanos, y abordar los impactos de la alteración del clima, la pérdida de biodiversidad, la contaminación tóxica y las zoonosis (enfermedades transmitidas por animales a humanos).

«La pandemia mundial del Covid-19 demuestra los impactos directos y severos de la degradación ambiental en el disfrute de una amplia gama de derechos humanos, incluidos los derechos a la vida, la salud, la alimentación, el agua y la cultura. Al menos el 70% de las enfermedades infecciosas emergentes como el Covid-19 están saltando de la vida silvestre a los humanos», apuntó.

Boyd abogó por abordar las causas profundas de esos desastres ambientales interrelacionados y «aprovechar esta oportunidad para lograr un futuro justo y sostenible».

«A medida que avanzamos hacia la fase de recuperación, los Estados deben implementar un enfoque basado en los derechos humanos para leyes y políticas nuevas y enmendadas, así como las inversiones. Es necesario tratar los síntomas de la crisis, con fronteras cerradas, bloqueos y, con suerte, una vacuna pronto, pero un enfoque preventivo salvaría millones de vidas y billones de dólares», añadió.

Derecho a un medio ambiente seguro

Un total de 156 Estados reconocen legalmente el derecho a un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible, y Boyd señaló que «Naciones Unidas debería reconocerlo a nivel mundial lo antes posible». «Si se respeta, protege y cumple, este derecho podría ser uno de los derechos humanos más importantes del siglo XXI», sentenció.

Para David Boyd, los planes de recuperación tras la crisis del Covid-19 basados en el cumplimiento de los derechos humanos, incluido el derecho a un medio ambiente saludable, implican acciones y políticas concretas que apuntan a lograr un clima estable, acceso a agua potable, aire limpio, agricultura saludable y sostenible, exposición reducida a tóxicos sustancias y ecosistemas saludables y biodiversidad.

«Poner fin a la deforestación, regular estrictamente el comercio de vida silvestre y monitorear de cerca los puntos críticos donde se mezclan personas, vida silvestre y animales domésticos ayudarán a prevenir futuras pandemias», afirmó.

Además, apuntó que situar el derecho a un entorno saludable en el centro de las transformaciones ayudaría a abordar la desigualdad y a garantizar la protección de todos los miembros de la sociedad, con un énfasis particular en las personas en situaciones vulnerables y que sufren más durante estas amenazas, como mujeres, niños, personas que viven en la pobreza, pueblos indígenas y comunidades tradicionales, personas mayores, personas con discapacidad, minorías y personas desplazadas.

«Los Estados deberían aprovechar esta oportunidad única en la vida para transformar las sociedades injustas e insostenibles de hoy y lograr un mundo mejor para todos. Esto se puede lograr a través de niveles de inversión sin precedentes en una transición justa hacia una economía circular, libre de residuos y baja en carbono, creando millones de empleos en la restauración del ecosistema; la construcción de infraestructura de salud, agua y saneamiento; creando programas de protección social fuertes y resistentes, y mejorando el acceso a la educación y las oportunidades económicas para niñas y mujeres», concluyó.

 

Fuente: Servimedia.