«Nos dimos cuenta que ya no era necesario volver…
en realidad, el viaje era la vida»

Pablo y Anna son una pareja que lleva más de 15 años dando la vuelta al mundo; desde el 20 de junio del año 2000 que partieron de Barcelona para dar la vuelta al mundo en 4 años en una furgoneta Mitsubishi L300 4×4 de 1991 bautizada como ‘La Cucaracha’. Desde entonces, siguen de ruta…

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Pablo Rey.

20160725-1-la-vuelta-al-mundo-en-x-anos-1Pablo es un argentino que decidió emigrar a España y que se enamoró de este país. Estuvo trabajando en publicidad y llegó a ganar más 20 premios nacionales e internacionales representando a agencias españolas.

Al mismo tiempo empezó a viajar: Croacia y Eslovenia (apenas terminada la guerra de los Balcanes), Islandia, el norte de África, Hawaii, Amsterdam y Barcelona. Tras perderse por México, Guatemala, China, Mongolia, Tibet y Japón, comenzó a tener la sensación de que el tiempo debería valer más que el dinero. Que le podían pagar demasiado bien por su trabajo, pero que jamás sería suficiente como para compensar los días que permanecía encerrado en una oficina.

En esa época, mientras desarrollaba un proyecto de juego de mesa en las oficinas de una promotora de conciertos de rock de Barcelona, conoció a una catalana llamada Anna.

Anna Callau.

20160725-1-la-vuelta-al-mundo-en-x-anos-4Anna nació en Barcelona. Su primer viaje fue a Marruecos, en tren y autobuses. Se fue con una amiga del barrio, ignorando las advertencias de su familia y abandonando a su novio, que repetía historias acerca de los peligros de la trata de blancas. Al volver tuvo que elegir una carrera universitaria sin saber todavía qué quería hacer con su vida. Por eso empezó a estudiar Empresariales, que ofrecía muchas oportunidades de trabajo.

Cuando comenzó a trabajar se dio cuenta que aquello no era para ella y que sería más divertido trabajar en la música. Por eso abandonó todo y empezó de nuevo en Doctor Music, una promotora de conciertos de rock donde su espíritu rebelde encajaba mejor. Fue allí donde su camino se cruzó con el de Pablo Rey, un argentino que llevaba 6 años y medio viviendo en España. El mismo que, tiempo después, le hizo una proposición indecente: «¿querés venir a dar la vuelta al mundo conmigo?». Tardó 20 minutos en decirle que sí.

La vuelta al mundo en X años…

El objetivo que se propusieron era «recorrer el sur de Europa, Oriente Próximo, África de norte a sur y América de sur a norte para volver a Barcelona por la autopista inexistente entre Siberia y Finisterre. Siempre, intentando tocar los extremos de los continentes: Ciudad del Cabo, Ushuaia, Deadhorse, Vladivostok y Finisterre».

Sin embargo, sus planes se rompieron rápido, «sobre todo cuando nos dimos cuenta que ya no era necesario volver, que en realidad, el viaje era la vida. Entonces los cuatro años se transformaron en siete, luego en diez y ahora, ahora vivir viajando se convirtió en un manifiesto».

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Desde entonces les han ocurrido muchas cosas… «Nunca demasiadas. Algunas de esas historias las puedes leer en los libros que vamos editando y vendiendo en librerías de España, en Argentina, y en la ruta».

Ejemplo de Hospitalidad…

Una de las miles de historias y anécdotas que esta pareja de aventureros ha vivido, y a la que han titulado como «Si te invito a mi casa es porque no te conozco», sucedió en Jordania, en una aldea llamada Wadi Musa. Gracias a ella, ha sido a la que los hemos conocido.

Nuestro querido lector y amigo Agustí, de Barcelona, se topó con este post y le hizo reflexionar acerca de la hospitalidad. En la historia que Anna y Pablo vivieron, se toparon con Gareb y Mona, un matrimonio que vive con sus nueve hijos en una casa sin terminar en este recóndito lugar del mundo.

La mayor riqueza de los árabes no es el petróleo. –Si se pudiera exportar la hospitalidad, darle una forma y meterla en una caja, los árabes sacarían más dinero que vendiendo petróleo.

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La historia aparece en uno de sus libros, titulado ‘El Libro de la Independencia’:

Creímos que era jueves y golpeamos a su puerta para recargar la bombona de gas de la cocina. Pronto nos dimos cuenta que nuevamente se nos había perdido algún día del calendario: era viernes, todo estaba cerrado. El martes, el miércoles o el jueves habían desaparecido en alguna curva de la ruta. Gareb no sólo abrió su negocio y no nos quiso cobrar el gas, sino que nos invitó a cenar y dormir en su casa, a desayunar con su familia y a quedarnos el tiempo que hiciera falta.

–     No hay problema. No tenemos mucho, pero donde comen once, comen trece. Pueden dormir en esta habitación. La furgoneta se queda en la calle, no le pasará nada. Aquí todos me conocen y me respetan. Ustedes son mis huéspedes, ustedes también son Gareb. Lo siento, pero no tenemos ducha. Cuando lo necesiten calentamos agua así pueden lavarse con este barreño. ¿Tienen hambre? ¿Quieren un té? ¿Un café?

En esta parte del mundo la hospitalidad es tan natural como respirar. Si entras en un negocio es lógico que el comerciante insista en venderte algo. Si no compras, muchos querrán que por lo menos te sientes a tomar un té y les cuentes una historia.

Hablo de ello con Gareb y Mona, que tienen más hijos que dinero, y sonríen. Les cuento que en Europa y Estados Unidos esto no suele ocurrir. Que la gente de la ciudad suele ser desconfiada. Que los niños no se acercan a los desconocidos. Que la mayoría de la gente cierra la puerta en lugar de abrirla.

Gareb no entiende.

–   Pero… si te abro la puerta de mi casa es porque estás de paso, porque tendrás cosas que contar… si te invito a mi casa es porque no te conozco… no tengo razones para desconfiar de ti.

¡Qué bueno! ¡Cuánto tenemos que aprender de los que menos tienen! Ojalá llegue el momento en que todos actuemos así con nuestros semejantes, con esta hospitalidad, cariño y entrega.

Libros de sus viajes.

Ambos han escrito tres libros en los que narran sus aventuras:

‘El Libro de la Independencia’.

Primero pensamos que podríamos dar la vuelta al mundo en 4 años. Luego nos convencimos que la terminaríamos en 7. Cuando llegamos al sexto año de viaje, creímos que 10 era buen número, un número redondo. En junio del 2014 cumplimos 14 años viviendo en la ruta. Y todavía nos queda mucho planeta…

“Jamás olvidaré el lunes que apoyé el cañón de una pistola en mi cabeza y disparé hasta quedarme sin balas, sin detenerme a pensar en lo que hacía para no darle otra oportunidad al arrepentimiento. Era la despedida a un trabajo fijo, la renuncia a un futuro previsible, la jubilación de la seguridad. Pasaban diez minutos de las diez de la mañana y mis últimas palabras decían, más o menos, ‘quédense ustedes con el muerto que yo me largo’. Mi cuerpo se desplomó y yo salí por la puerta.”

El Libro de la Independencia es la historia de un sueño, de cómo un día dos personas normales deciden renunciar a la doble vida que nos arrastra a hacer los fines de semana todo lo que nos hubiera gustado vivir de lunes a viernes.

Y es el relato de los caminos accidentados de Babel, un viaje por algunas de las peores rutas del mundo en una furgoneta 4×4 transformada en una casa con ruedas. Sin baño, sin ducha, sin patrocinadores, sin hoteles, sin teléfono y sin Automóvil Club. El camino proveerá es una declaración de intenciones optimista. Bueno, optimista optimista.

 ‘Por el Mal Camino’.

Ésta es la historia de los seis meses más difíciles de toda la vuelta al mundo.

“¿Quieres ir a África? Vas a África. ¿Quieres romper con tu vida rutinaria? Vas a romper con tu vida rutinaria ¿Quieres vivir la aventura de tu vida? Vas a vivir algo inolvidable. Te lo aseguro. Después no digas que no lo pediste.”

“Tomamos este camino para evitar el convoy militar obligatorio entre Moyale y Marsabit, una ruta atacada esporádicamente por los shiftas somalíes. Los mismos que desde hace décadas se dedican a secuestrar extranjeros y asaltar autobuses en nombre de algún Señor de la Guerra. Bandidos, sí, pero gente normal a pesar de los tiros. Personas con amigos, sentimientos, alegrías y tristezas que practican con devoción una tradición ancestral que llega hasta nosotros desde los primeros días del hombre: matarse los unos a los otros. Dentro de pocas horas, nos vamos a arrepentir.”

‘Historias en Asia y África’.

Este libro tiene un valor especial. Fue el primero que editamos allá por 2007, en Buenos Aires, antes de emprender el camino hacia Alaska. Desde entonces ha tenido 3 reimpresiones (Cusco, Manta y Managua) con un total de casi 4.000 ejemplares.

Historias en Asia y África tiene 126 páginas, formato de bolsillo, y está ilustrado con 50 fotografías en blanco y negro. Los textos son una selección de las mejores historias del cruce de África, con capítulos sobre Europa, Turquía, Siria, Jordania, Egipto, Sudán, Etiopía, Kenia, Uganda, Tanzania, Mozambique, Zimbabue y Sudáfrica. La ruta.

Este no es solo el relato de una aventura personal. Trata del descubrimiento de los otros lejanos, de los extraños que no hablan tu idioma, y de lo que uno realmente quiere hacer en la vida.

 

Dedicado a Agustí, a quien agradezco que haya compartido con nosotros esta gran historia.

Conoce más sobre Anna y Pablo en su Web http://viajeros4x4x4.com/.