Un ejemplo a seguir
Ayer cuando hacía la etapa del camino portugués Redondela – Pontevedra, me topé en mitad del bosque con un «Centro Comercial», en el que en lugar de utilizar el dinero como moneda de cambio, se usa el trueque.
Lo mejor de todo es que el puesto estaba completamente solo, era temprano, antes de las 7 de la mañana porque en verano merece la pena madrugar para caminar al fresco, y ahí estaba el puesto.
La idea es que cada peregrino deje algo que no le sirva o que quiera dar y coja otra cosa, sin más. Algo tan sencillo y tan útil. Encontramos pequeñas cosas y detalles que para una persona que lleve días o semanas andando pueden ser muy útiles: mecheros, ropa, cremas, jabón, comida, tabaco…
Dejamos una tarjeta de Cuentamealgobueno y una crema para pies, ya que llevamos dos. En su lugar cogimos una manzana -que me supo a gloria-.
Creo que este pequeño mercadillo de truque del Camino de Santiago es un ejemplo del cambio que estamos viviendo de tendencia social y quizás económica, en el que el compartir e intercambiar oferta con demanda se realice de forma natural, sin intermediarios ni más intereses que el humano.
Aquí dejo unas fotos que saqué, ¡espero que la iniciativa se extienda!