El telescopio solar Sunrise II es un proyecto internacional que tiene el objetivo de obtener imágenes de la superficie solar con elevada resolución.
En él han colaborado ingenieros aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid dando soporte técnico, realizó en junio con éxito un viaje de 5 días y 5 horas durante los cuales circunnavegó al norte del Círculo Polar Ártico a una altitud de 38 kilómetros sobre la superficie terrestre.
Despegó a las 7:38 horas (hora local) del miércoles 12 de junio desde la base Esrange que la Swedish Space Corporation posee cerca de Kiruna (Suecia). El globo, un LDB (Long Duration Balloon) de un millón de metros cúbicos, ha sido operado por el equipo de NASA Columbia Scientific Balloon Facility, y aterrizó el lunes 17 de junio a las 14:40 horas en la península canadiense de Boothia, tras un viaje de 5 días y 5 horas durante los cuales circunnavegó al norte del Círculo Polar Ártico a una altitud de 38 kilómetros sobre la superficie terrestre.
“Es una satisfacción personal ver cómo se materializan años de esfuerzo”. Con estas palabras explica Isabel Pérez Grande, profesora de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos de la UPM, y responsable de la contribución del Instituto de Microgravedad Ignacio Da Riva (IDR) al proyecto, el momento del despegue, que vivió junto con otras 50 personas.
Sunrise II es la segunda misión de este telescopio, que realizó un vuelo similar en junio de 2009, alcanzando un éxito sin precedentes en el conocimiento de la estructura y la dinámica del campo magnético solar al permitir a los científicos observaciones con una resolución de 100 kilómetros en la superficie solar. La calidad de las observaciones se obtiene gracias a su espejo primario de un metro de diámetro, su posición privilegiada en la estratosfera, donde la densidad del aire ya es muy baja, y la visión permanente del sol durante el verano polar.
La experiencia del vuelo de 2009 ha permitido mejorar la eficiencia de Sunrise, pues con los datos obtenidos, se ha procedido a reajustar el diseño. Se ha concluido que no era necesaria tanta potencia para los equipos embarcados, por lo que para Sunrise II se ha realizado una reconfiguración de la estructura de los paneles solares y de los racks de la electrónica.
“Nuestro trabajo es de carácter técnico, consiste en dar soporte a los científicos, lo que permite que avance el conocimiento; estamos en segundo lugar, pero nuestra aportación es fundamental para la continuidad de los proyectos”, explica la profesora en la nota de prensa de la UPM.