Cuando a Jim Golay le diagnosticaron un tumor cerebral inoperable, decidió tener con su mujer un romántico gesto que perduraría después de su esperada muerte: creó un plan para que su mujer siempre le recordara por San Valentín.
Jim, de Wyoming (Estados Unidos) acudió a una floristería y dejó encargado que su mujer recibiera sus flores favoritas todos los 14 de febrero hasta que ella falleciera. El verano pasado Jim murió y hace unos días, su mujer, Shelly Golay, recibía las flores por San Valantín, «era un amor verdadero, y no es fácil encontrarlo».
Shelly asegura que su espíritu permanecerá siempre en las flores de San Valentín: «Fue un hombre espectacular, para él no había límites en el amor. Incluso en la muerte es simplemente increíble», asegura a medios estadounidenses. Para Shelly este gesto significa mucho más, «hasta el día de mi muerte recibiré flores por San Valentín, y eso solo evidencia su amor».
En febrero de 2014, a Jim fue le fue diagnosticado un tumor cerebral inoperable. «Mi esposo tenía cáncer cerebral, tenía un glioblastoma y luchó contra ello, pero no pudo ser», explica Shelly la NBC.
Jim quería que San Valentín fuera siempre especial para su esposa, así que puso en marcha un plan, con la ayuda de una floristería de su ciudad, para que Shelly siempre recordara cuánto la quería.
Jessi Row, la dueña de la tienda, asegura que «él llamó por teléfono y dejó todo listo antes de morir. Pidió que cada día por San Valentín su mujer recibiera sus flores favoritas, las rosas, hasta el día en que falleciera».
Como si de una película se tratara, Shelly recibió las flores dos días antes de San Valentín y se quedó sin habla. «Al principio pensé que los niños habían enviado las flores», explica. Por ello, llamó a la floristería y se enteró del plan eterno que Jim le tenía por San Valentín.
Row, desde la floristería, asegura que cuando Shelly llamó por teléfono ambas empezaron a llorar. «Fue emocionante escuchar su historia y saber lo que él había hecho», explica la dueña de la tienda de flores.
Pasados los días y con todo más asimilado, Shelly asegura que siempre recordará el día de San Valentín y subraya que lo suyo «era un amor verdadero, y no es fácil encontrarlo. El cuento de hadas, el prínicipe azul… A pesar de que no tuvimos el final de cuento de hadas, fue genial».
La buena noticia nos la ha enviado una lectora de Granada y hemos comprobado que ha sido publicada en varios medios de prensa internacionales.




