Encontraron un ave capaz de guiar a los humanos a las colmenas.

El pájaro de Mozambique se beneficia de la ayuda de los humanos para conseguir cera de abeja.

  • La tribu Yao recurre a un sonido que se ha transmitido de generación en generación para llamar a los ‘guías de la miel’.
  • El animal ha evolucionado su relación con el ser humano a través de la selección natural.
  • Esta relación de mutualidad permite que, en el 75% de los casos, hombres y pájaros hallen con éxito la colmena.

Un equipo de científicos ha encontrado una curiosa relación entre los habitantes de la tribu Yao y pájaros salvajes de los bosques de Mozambique, que cooperan entre sí en la búsqueda de miel y cera de abeja.

Se trata de un caso de mutualismo que comenzó en 1558, en la República Popular de Mozambique, cuando el misionero João dos Santos observó a un pequeño pájaro de tonos amarronados deslizarse en el interior de su iglesia para picotear la cera de las velas. El ave, sin adiestramiento previo, era capaz de guiar a los hombres hacia las colmenas donde ellos extraían la miel y los animales se alimentaban de la cera.

Para descifrar el modo en el que el animal aprende a reconocer las llamadas de los hombres, un equipo de investigadores ha realizado experimentos en la Reserva Nacional Niassa de Mozambique junto a los habitantes de la tribu.

El estudio revela un caso de mutuo beneficio. De una parte, los ‘cazadores de la miel’ reclutan a estas aves mediante peculiares sonidos para encontrar las colmenas, una señal sonora que ha pasado de generación en generación, y que se caracteriza por un fuerte gorjeo seguido de un breve gruñido. De otra parte, los ‘guías de la miel’ convierten a los humanos en sus socios para acceder al panal sin ser picados por las abejas. Gracias a las señales de ambas especies, humanos y pájaros comunican y cooperan para aumentar sus probabilidades de localizar este valioso y nutritivo alimento.

“Lo más extraordinario en esta recíproca relación es que involucra a un animal salvaje cuyas interacciones con los humanos han evolucionado a través de la selección natural, probablemente a través de cientos de miles de años”, recalca Claire Spottiswoode, autora principal del trabajo y bióloga evolutiva en la Universidad de Cambridge y de Ciudad de Cabo en Sudáfrica.

La científica se adentró en los bosques africanos junto a los habitantes de la tribu Yao para comprobar que los pájaros eran capaces de distinguir la llamada específica de estos hombres de otros sonidos humanos, y responder a ella. Para ello, dos cazadores iniciaron su caminata emitiendo sus llamadas habituales para atraer a los pájaros a la vez que un investigador reproducía grabaciones de tres señales sonoras diferentes cada siete segundos a intervalos de 15 minutos.

Los resultados confirmaron la comunicación de dos vías entre ambas especies al demostrar que las llamadas de los Yao permitieron un 54% de probabilidades de encontrar el panal, mientras que las llamadas de control generaron únicamente el 17%. “La llamada triplicó las probabilidades de una interacción exitosa, proporcionando miel para los humanos y cera para los pájaros”, apunta Spottiswoode.

Una vez que los pájaros identificaron la llamada de los hombres, actuaron de guía hacia la miel, revoloteando de árbol en árbol para indicar el lugar donde estaban escondidos los panales. En el 75% de los casos hallaron con éxito la colmena, según el experimento. En la tarea de extracción del alimento, los pájaros requirieron la ayuda de los hombres para ahuyentar a las abejas con humo y romper el panal. Los hombres se beneficiaron de la miel dejando la cera para las aves.

En otras regiones de África como Tanzania los habitantes de la tribu Hadza utilizan otros sonidos más melódicos para el mismo propósito. “Nos encantaría saber si los ‘guías de la miel’ han aprendido las variaciones de este tipo de lenguaje en las señales humanas a lo largo de África, lo que les ha permitido reconocer a los colaboradores apropiados entre los locales que viven junto a ellos”, concluye la científica.

Fuente: agenciasinc