Las células del cuerpo, los minerales, el agua, se eliminan y se sustituyen por otros a lo largo de la vida. En ese sentido, estamos constituidos por un RECAMBIO continuado, cuya figura corporal permanece.

 

Sucede algo parecido con los recambios MENTALES, ideas, sentimientos, intenciones, emociones; su figura identitaria se consolida por circuitos menos perceptibles, estables e inestables a la vez.

 

El panorama de las interpretaciones es muy amplio en torno a la IDENTIDAD. Suma de actuaciones registradas, recuerdos propios, efectos producidos sobre los demás; con mayor o menor tendencia a la fijación de criterios según los puntos de vista.

 

La muerte es un cambio radical, se activa eso de renovarse es vivir. Aunque hablar de TENDENCIAS nos vuelve a situar en la incertidumbre de divergencias y crispaciones; al frente subsiste el anhelo inveterado de semblanzas comprensivas y atinadas.

 

No se entiende lo de jugar en contra, aunque surjan iniciativas en ese sentido. El intelecto debe servirnos para algo, para enfocar los diferentes recursos hacia una superación existencial. Soslayando escollos con la dedicación suficiente y aunando las cualidades disponibles en aras de una PROYECCIÓN cabal de las personas.