Según Patarroyo, estas vacunas sintéticas podrían prevenir todas las enfermedades infecciosas existentes en el mundo.

Manuel Elkin Patarroyo descubridor de la vacuna sintética contra la malariaManuel Elkin Patarroyo fue el descubridor de la primera vacuna sintética contra la malaria, denominada SPf66 y en 1994 se le otorgó el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Este Colombiano de sesenta y cuatro años, asegura haber encontrado los principios químicos y la metodología para desarrollar vacunas sintéticas capaces de prevenir todas las enfermedades infecciosas existentes en el mundo.

El fin de la investigación de Patarroyo es evitar las cerca de diecisiete millones de muertes que cada año se producen por enfermedades infecciosas. El descubrimiento del científico no es una fórmula magistral o universal, sino los principios y reglas que permitirían fabricar las vacunas contra dichas enfermedades infecciosas.

El estudio de Patarroyo ha sido publicado en las revista «Chemical Review«, y utiliza el agente causante de la malaria como modelo, enfermedad de fácil diagnóstico que se combate mediante la administración de quinina.

Manuel contabiliza en su estudio un total de 517 enfermedades infecciosas, de las que solamente quince cuentan, a día de hoy, con vacuna. Partiendo de la malaria como modelo experimental, Patarroyo y su equipo de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, definieron las reglas que permiten desarrollar vacunas sintéticas.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=k9bCBlSCedc[/youtube]
http://www.youtube.com/watch?v=k9bCBlSCedc

La novedad del estudio es que se hizo desde un enfoque químico, ya que tradicionalmente las vacunas siempre se fabrican a partir de estudios biológicos. En el caso que usaron como muestra, la malaria, cuando un mosquito transmisor de la enfermedad pica a un ser humano, los parásitos del género Plasmodium llegan al hígado. El equipo que ha realizado el estudio ha reconocido las proteínas que este parásito usa para adherirse a las células que va infectar.

Estas proteínas son divididas en fragmentos, lo que permite conocer la estructura química del parásito. Como estos fragmentos no pueden configurar las vacunas debido a que el sistema inmunitario no los reconoce, el equipo de Patarroyo transformó químicamente los fragmentos para que pudieran adherirse a los glóbulos rojos y así ser reconocidos por el sistema inmunitario.

Noticia encontrada en Ideal de Granada, fotografía de Wikimedia Commons.