Sucedió estos días, en un lugar del cual me acuerdo. En un centro educativo de PREESCOLARES se propuso a unos pocos pequeños la pintura en común de un lienzo blanco, con los colores y las mañas que tuvieran a bien y el material disponible.

Imaginen el colorido de la IMAGEN resultante, entre el revoltijo de los trazos obtenidos. Denso acopio de colores, superposiciones, irregularidades, en una clara competición con las ideas subyacentes aportadas por los pintores.

Después vino la pequeña malicia, el cuadro quedó EXPUESTO en una famosa gala con notable afluencia de público. Pasen y vean.

Siguió la petición a los visitantes de una VALORACIÓN del cuadro. Surgieron desde las más sencillas a las engoladas y creativas, con aportaciones la mar de originales.

Mirada la vertiente infantil o la de los sucesivos críticos, la CONGRATULACIÓN viene a ser doble. La capacidad del grupo de niños, para la elaboración de una obra admirada por su fondo complejo y su colorido original; junto a la agudeza de los entendidos, descubriéndonos maravillas. A estas cotas no llegamos mucha gente.

En su caso, la satisfacción pudiera ser triple, si incluimos el HUMOR, que buena falta nos hace, en la valoración del evento.