A la vuelta de la esquina hay ALGUIEN distinto, el vecino, el turista, el desconocido; gente amable o de trato áspero.
A la vuelta de la esquina se multiplican las SOLEDADES, no las evitan las aglomeraciones ni los impulsos individuales.
También a la vuelta de la esquina, escuchamos las entonaciones gramaticales de los diversos LENGUAJES; de los sincopados a los ampulosos, susurros o grandes voces, diciendo muchas cosas o incomprensibles peroratas.
A la vuelta de la esquina, el muestrario de las NECESIDADES amplía el panorama, desde quienes andan sobrados a los menesterosos y no siempre en referencia al dinero.
A la vuelta de la esquina, presenciamos las secuelas de los DESAPRENSIVOS, desperfectos vandálicos, excrementos perrunos, crispación y desdenes abusivos.
¡Ah! Pero también están los TESOROS. En la mirada chispeante de los preescolares, expuestos a los intercambios, antes de los mayores aprendizajes culturales.
Muestran la ubicua presencia de los ANHELOS TIMORATOS de las bondades, apocados en su fragilidad; aunque pálpito primordial y generoso.



