Su construcción pasó desapercibida. En ella cuajaron los delicados viajes de sus MENTORES, en busca de los delicados materiales y su minuciosa colocación. El acogedor resultado final es fascinante.
La espontaneidad de unas determinadas acciones se decanta hacia una INTIMIDAD entrañable; promueve una fina adaptación entre las necesidades inminentes y los recursos disponibles, con unos resultados insospechados.
Ante las múltiples dificultades se pone de manifiesto la fortaleza de la morada construida; los enemigos proliferan.
Por eso resulta tonificante, nos hace vibrar, la imagen entrevista entre las ramas en plena tormenta:
Tiemblan las nubes
Entre rayos y truenos.
Reposa el nido.
Las enseñanzas van más allá de las explicaciones rutinarias, nos involucran en la inmensa hondura existencial.