El panorama de un cactus solitario en la planicie es desolador. Las partículas flotan en el ambiente de una clamorosa frialdad, aunque fuera caliginosa. En dicha amplitud nos sacude el inquietante COSQUILLEO de las carencias.

 

Sin pretenderlo, se perciben las presencias invisibles, las que no están; en los planos desaparecieron los contactos, emociones, afectividad, deseos y sensibilidades. La VITALIDAD se muestra en una excedencia sin visos de retorno.

 

Pero el pálpito interior enarbola sus ARISTAS a flor de piel enciende las chispeantes conexiones cerebrales. Emergen con profusión impulsos subyacentes, piden salir a flote y desparramarse por las extensas planicies del entorno.

 

El torbellino interior es acuciante, no cesan las ansias de acomodar esos ÍMPETUS derivados de la respuesta a la observación desértica. No se comprende su aletargamiento previo y nos subyugan sus nuevas proposiciones.

 

El fragor caliginoso y desértico se transformó en una exhalación, participativa y emocionante, con la emergencia de APORTACIONES ilusionantes. Originaron un despertar que no sabe de contaminaciones. En su inocente fragilidad radica también la potencia de proyectarse hacia sentidos gratificantes. Son aires existenciales superlativos, de sueños reales y realidades de ensueño.

 

 

“AUSENCIAS” de Ilargi Pérez Errasti

“AUSENCIAS” de Ilargi Pérez Errasti