Qué gracioso, del que todos hablan y nadie consigue abarcarlo. Qué digo comprender, ni siquiera definirlo. No importan los alardes de los pretenciosos entendidos, qué alcances conocen y su afán de control de estos elementos. El arte expande sus MATICES sin contemplaciones recortadas, sin dueños ni poseedores.

 

Si seguimos con las obras de Chillida, sus expresiones circulan por vericuetos llenos de POSIBILIDADES. El aire, el terruño, el mismo Universo, son meros artilugios para adentrarnos en las posibles versiones interminables.

 

Pese a su sencillez aparente, en cualquier obra de Vermeer, se aprecia el carácter bifronte de una condensación en la imagen, pero dejando abierto el ventanal para captar rasgos e impresiones imprevistos por los CONFINES fascinantes.

 

Al hablar de significados y contenidos en la POESÍA, no se aprecian limitaciones válidas. Con Ángel González y sus versos, la perspicacia, la crítica, la sensibilidad, son apenas algunas de las extracciones; cada lector puede encontrar novedades.

 

No digamos, con los embriagadores sones de las obras de Verdi. Sus melodías nos trasladan por circuitos de ENSUEÑO. Y los sueños, sueños son, pero alumbran grandezas existenciales a disposición de todos.