Un restaurante de Huelva da de comer a tres familias con necesidad.

Entre los beneficiarios, una embarazada de ocho meses y su hijo.

Durante todo el mes de febrero José Manuel García Vargas y Verónica Garrido, ofrecieron 20 menús al día para familias paradas con hijos, pero su solidaridad no se ha quedado ahí, no han podido mirar hacia otro lado ante «tanta necesidad» y por ello, de manera indefinida, han invitado a tres de estas familias a formar parte de esa otra más grande que constituye su negocio: La Brasería Puesta de Sol, en Huelva capital.

El Restaurante La Brasería Puesta de Sol en Huelva ofrece comida para personas necesitadas

El Restaurante La Brasería Puesta de Sol en Huelva ofrece comida para personas necesitadas

Hasta allí se desplazan diariamente para disfrutar de los platos que este matrimonio les ofrece de manera gratuita y que, en todos los casos, constituye «la única comida decente» que se llevan a la boca en todo el día.

Así lo asegura Raquel Vargas, una de las ‘afortunadas’. No ha cumplido 30 años y, embarazada de ocho meses, no tiene con qué llenar la nevera. Ella y su hijo de ocho años eran dos de los ‘fijos’ de la primera oferta de este restaurante onubense y, cuando la misma concluyó, los propietarios la invitaron a seguir acudiendo todos los días y, por supuesto, sin tener que pagar por ello.

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«Había gente que iba y venía, que aparecía un día a la semana… Pero esta chica venía siempre, lloviese o tronase, aunque vive en la otra punta de la ciudad. Todos los días estaba aquí, puntual y embarazadísima, y es entonces cuando ves que viene realmente porque lo necesita, porque de verdad no tiene qué comer», explica la dueña, Verónica Garrido.

El menú que ha estado ofreciendo durante el mes de febrero el restaurante

El menú que ha estado ofreciendo durante el mes de febrero el restaurante

Embarazada y en paro.

«Claro que cuesta trabajo. Yo soy muy tímida pero, sobre todo, muy trabajadora, y es duro verte en una situación como ésta y no poder hacer otra cosa», expone Raquel. «Te cuesta trabajo dar el paso, pero por mis hijos soy capaz de hacer cualquier cosa. Por eso me decidí a venir la primera vez y, por supuesto, todos los días siguientes».

Raquel se quedó en paro hace tres años, «y solo estuve cobrando una ayuda durante seis meses». Con su pareja también desempleada, llevan meses tirando de familiares que «contribuyen con lo que pueden, pero que no se pueden hacer cargo de mí y de mis hijos». Lo poco que puede rascar lo tiene que destinar a pagar la hipoteca, y pese a que acude asiduamente a pedir ayuda a las distintas ONG y asociaciones, asegura que «no es suficiente».

«Claro que Cáritas y Cruz Roja te dan alimentos. Te dan lentejas y garbanzos sí, pero eso no se cocina solo con agua, y es todo lo demás lo que te cuesta un dinero que no tienes».

Su hijo almuerza en el comedor del colegio pero «yo, antes de que me ofrecieran venir aquí, a lo mejor tiraba con un bocadillo para todo el día. Así estaba, que no tenía fuerzas ni para levantarme de la cama. Llevo un bebé dentro y a éste también tengo que alimentarlo, por lo que me olvidé de la vergüenza y viene aquí a ver si era verdad eso de que te daban de comer gratis si demostrabas estar en paro».

«Por encima del derecho a la vivienda está el derecho a la comida».

Y resultó verdad, aunque ella en un principio no se lo pudiese creer. «Ves que hay gente buena, que te ayuda desinteresadamente», explica mientras los propietarios del establecimiento le quitan importancia a lo que hacen.

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Verónica Garrido, dueña del restaurante

Verónica Garrido, dueña del restaurante

«No es tanto sacrificio, es algo totalmente asumible», aseguran. «A la hora de hacer la comida no cuesta tanto echar medio kilo de arroz o garbanzos más. Es una cosa que nos podemos permitir, y es mucho mayor la satisfacción que luego sientes, lo que recibes a cambio», explica Verónica Garrido. «Estamos hartos de ver a gente, como tú y como yo, rebuscando en los contenedores de al lado, o esperando a que cierre el supermercado para tratar de coger algo de lo que tiren. Son imágenes durísimas, pero que últimamente se ven a diario, y quisimos poner nuestro granito de arena».

«Se habla mucho del derecho a la vivienda últimamente, pero yo creo que por encima está el derecho a la comida», apunta, por su parte, José Manuel García Vargas, la otra parte de este tándem. «Nadie está libre de verse en esta misma situación en un futuro, y me gusta pensar que, si me pasase a mí, también encontraría a alguien que me ayudase. No es nada, es un pequeño gesto».

Un pequeño gesto para ellos, sí, y también el mejor regalo para aquellos que lo reciben, que tan solo esperan que «la situación cambie pronto« y, entre tanto, que «cunda el ejemplo».

Noticia encontrada en El Mundo.