El Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker-Tecnalia, ha presentado una planta piloto que transforma el material orgánico resultante de las plantas de biogás en fertilizantes de alto valor añadido. De esta forma se consigue cerrar el ciclo de ese material orgánico sin que se generen residuos, al mismo tiempo que se le da una salida comercial.

Investigadores españoles consiguen que una planta piloto transforma el residuo de las plantas de biogás en fertilizante de calidad. Foto: ktu-media.
El resultado es una amplia gama de fertilizantes de alta calidad en diferentes formatos.
Las ventajas del fertilizante obtenido se basan en que se trata de un producto que requiere dosis más bajas que los fertilizantes tradicionales y libera sus nutrientes de una manera lenta, lo que implica un menor impacto en el medio ambiente.
Resulta un producto muy apropiado para ser utilizado en cultivos de alto valor añadido, como césped deportivo, cultivos ornamentales y cultivos agrícolas especialmente delicados.
Los técnicos de Neiker-Tecnalia han analizado la viabilidad comercial de este proyecto y concluyen que puede ser comercializado con un precio de entre 100 y 500 euros por tonelada, según el abono concreto. Este precio de venta posibilita plazos de retorno atractivos a la inversión.
La planta actual tiene una capacidad de producir unos 50 kg/h de fertilizantes, aunque los expertos calculan que una instalación a gran escala puede tratar anualmente unas 28.000 toneladas de digestato, que dan lugar unas 9.200 toneladas de abono.
La instalación se ubica en los terrenos agrícolas de Neiker-Tecnalia en Arkaute (Álava) y ha contado con un presupuesto de 1,8 millones de euros.