La justicia es ciega.
La organización protectora de animales Michigan Humane Society recibió a un perro llamado «Mikey» que padecía un severo glaucoma y un gran dolor en los ojos.
Pronto tuvieron que amputarle ambos ojos para que dejara de padecer tanto y, tras someterlo a cirugía, su vida dio un giro para mejor.
Sabrina Johnson es una juez de distrito que conectó con esta organización y se enteró del caso de Mikey, el perrito ciego sin hogar.
Cuando Johnson y Mikey se conocieron por primera vez, fue como un amor a primera vista, al menos para Sabrina, quien afirma que el perrillo se parece mucho a ella: «Le encanta correr, le encanta comer y le encanta relajarse. Así que es muy parecido a mí».
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Lo especial y curioso del caso es que Mikey también va a trabajar a lo juzgados con Sabrina, quien lo muestra orgullosa en sus brazos y explica que allí hace nuevos amigos.
«Cuando la gente lo conoce, «se derriten». He visto a agentes de policía muy rudos que lo abrazan con sus manos y lo ponen en sus rodillas, sólo para jugar con él», dijo Johnson. «Él ilumina el día de cualquiera».
Mikey tiene ahora dos años de edad y se ha recuperado completamente de la cirugía.
«Yo lo rescaté a él, y realmente él fue quien me rescató a mí», dijo Johnson. «Es el amor de mi vida».
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