«Mamita, no te preocupes que al abuelo no le va a pasar nada».

A principios de este año Eva Prévot, una niña gallega que en aquel entonces contaba con diez años, se enfrentó a un angustioso episodio: su abuelo sufría un infarto, «Oí un grito de mi abuela, bajé corriendo las escaleras, veo a mi abuelo que está totalmente inconsciente, miro el pulso y no tenía nada».

Eva Prévot le salvó la vida a su abuelo aplicándole los masajes cardíacos que aprendió en un curso de primeros auxilios en el colegio.

Eva Prévot le salvó la vida a su abuelo aplicándole los masajes cardíacos que aprendió en un curso de primeros auxilios en el colegio.

Su abuelo acababa de salir del hospital tras recuperarse de un infarto de miocardio. Eva reconoció los síntomas porque acababa de recibir un curso de primeros auxilios en el colegio en el que estudia, los Salesianos de A Coruña.

«Mamita, no te preocupes que al abuelo no le va a pasar nada», fue la respuesta que Eva dio a su abuela con toda calma y mostrando una madurez y entereza asombrosas para una niña de esa edad.

Mientras su hermano llamaba al 061, la niña comenzó a aplicar un masaje cardíaco según las instrucciones que le había dado un entrenador suyo del colegio. La abuela, Carmen, estaba tan nerviosa que ni siquiera tuvo fuerzas para marcar los números de teléfono.

«Había que mantener la calma».

Ya en contacto con los servicios de emergencias, Eva siguió las indicaciones que le fueron dando mientras la ambulancia se acercaba al domicilio.

Sin duda fueron los diez minutos más largos de su vida: «Mi abuelo se había puesto rojo, mi hermano estaba llorando…». Pero la chiquilla mantuvo la calma, aunque reconoce que «estar ahí y ahí durante diez minutos cansa mucho».

Con una madurez que sorprende a tan temprana edad, afirma en una entrevista que la pequeña concedió «no podía quedarme paralizada porque eso no sirve de nada: hay que estar frío».

Tras las primeras maniobras cardiopulmonares le recomendaron hacer un masaje más suave sobre la zona del corazón. Fue suficiente para lograr que el corazón volviera a latir.

Por fin llegó el equipo de salvamento y se encontraron al paciente en una situación mucho más favorable de la que había cuando recibieron el primer aviso. «Lo que has hecho le ha salvado la vida. Podría haber muerto en estos minutos», le confesaron emocionados al llegar a casa.

Cuando conocieron la noticia, el entrenador de Eva se quedó «con los pelos de punta. No os podéis imaginar cómo me quedé cuando me dijo que con el cursillo de primeros auxilios que me diste le salvé la vida a mi abuelo». Lo primero que hizo Eva al regresar al colegio fue agradecerle al profesor aquella lección inolvidable.

La abuela de Eva no cabe en sí mismo de alegría y de orgullo por su nieta. Hasta confiesa a la prensa local que ya le da «más seguridad estar con Eva que con mi hija».

La conmovedora historia ha saltado ahora a los medios de prensa, pues ha sido cuando Eva lo ha contado al periódico gallego La Voz de Galicia.