La ONCE ha puesto en marcha un nuevo servicio dentro de su modelo de atención personalizada a personas ciegas o con baja visión. Se trata de la figura del promotor de braille para adultos, que ha comenzado a implantar en sus centros de siete comunidades autónomas. Su objetivo es llegar paulatinamente a la totalidad de ellas.

Con motivo del Día Mundial del Braille, que se conmemora hoy, 4 de enero, la ONCE ha destacado la importancia que este sistema de lectoescritura ideado por el francés Louis Braille a mediados del siglo XIX tiene para fomentar la autonomía personal de quienes carecen de visión.

Garantizar el aprendizaje del braille

Ana Isabel Ruiz, directora de Educación, Empleo y Braille de la ONCE, explicó que “el objetivo de este nuevo servicio del promotor de braille es intensificar la enseñanza para personas que pierden la visión en edad adulta. Una labor que en los últimos años se ha venido haciendo a través de los instructores de tiflotecnología, pero que entendemos que es necesario actualizar”.

La ONCE garantiza el aprendizaje del braille desde temprana edad a través de su modelo personalizado de atención educativa. Pero es frecuente que personas que pierden la visión a partir de cierta edad muestren reticencias a acercarse a esta forma de comunicación. Ya que tienen la percepción de que les va a resultar muy difícil el aprendizaje.

Según Ruiz, “la formación se realiza a través de diferentes metodologías y de una manera personalizada al nivel funcional que necesite cada usuario». «El objetivo principal no es que esa persona se convierta en un gran lector de libros en braille, que también puede serlo. Sino que cada usuario determine hasta dónde quiere aprender braille y para qué lo necesita. Que sea capaz de leer etiquetas de medicamentos para saber cuál tiene que tomar, o de leer cartelas en museos o de etiquetar su ropa para diferenciar los colores y pueda combinarlos al vestirse son aspectos fundamentales para mejorar su calidad de vida y su nivel de autonomía personal”, dijo.

Paula, promotora

“Mi trabajo es enseñar braille a personas adultas”, aseguró rotunda Paula Rivero, promotora de braille de la ONCE en la Comunidad de Madrid. Para ella, “la pérdida visual tiene un proceso y normalmente las personas que deciden aprender braille previamente han pasado por los servicios de ajuste a la discapacidad visual que ofrece la ONCE. Es muy importante que sea la propia persona la que decida aprenderlo, para convertir ese aprendizaje en un objetivo claro y no en una terapia ocupacional”.

Según Rivero, “al principio normalmente creen que no van a poder aprender en edad adulta. Ya que, para una persona que ha tenido visión, la discriminación táctil no es muy precisa, al no haber utilizado el tacto como una herramienta identificativa. Pero enseguida van adquiriendo habilidades, cada persona a su ritmo, y se sorprenden”.

La ONCE ha dado un primer paso en la implantación de este servicio. Concretamente, cuenta ya con la figura del promotor del braille en sus centros de Madrid, Valencia, Murcia, Cataluña, Andalucía, Cantabria y Navarra. El objetivo a medio plazo es que haya hasta 22 profesionales ocupándose de esta labor en todo el territorio nacional.

Día Mundial del Braille

La ONU proclamó oficialmente en 2019 Día Mundial del Braille el 4 de enero. Coincidiendo con la fecha de nacimiento de Louis Braille (1809-1852), creador de este sistema de lectoescritura que hoy utilizan 285 millones de personas ciegas o con baja visión en todo el mundo.

El sistema garantiza a estas personas el acceso a la lectura. Así como a poder utilizar bienes y servicios rotulados, especialmente en estos momentos de pandemia. Con garantías suficientes que permitan su autonomía personal y seguridad en los consumos. En este sentido, el braille es esencial para la alfabetización y el aprendizaje permanente de las personas ciegas, para su libertad de expresión y opinión y para su inclusión social.

Desde la ONCE se impulsa el uso del braille con el objetivo de que los afiliados a la Organización y el resto de la ciudadanía puedan conocer y disfrutar de este código de lectoescritura desde todos sus ámbitos: educativo, cultural, el uso del braille en la vida cotidiana, en el ocio y en muchas otras vertientes.

El conocimiento y el uso del braille es ya habitual en colegios y universidades y todo tipo de establecimientos se servicio público. Y está presente en envases de productos alimenticios y de medicamentos, botoneras de ascensor, cartas de restaurantes, etc. Lo que supone una gran mejora en la vida cotidiana de las personas ciegas o con baja visión.

Fuente: Agencia Servimedia

CAB/AR