La vaquita marina es una especie endémica que vive solo en el Golfo de California (México) y constituye el cetáceo más pequeño del mundo. Actualmente, se encuentra al borde de la extinción porque se calcula que quedan como mucho 10 individuos. Pero tal circunstancia no ocurrirá gracias a la endogamia.

Ésta es la conclusión de un análisis genético dirigido por un equipo de biólogos de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos) y publicado en la revista ‘Science’.

La vaquita marina (‘Phocoena sinus’) mide apenas 150 centímetros, y pesa un máximo de 50 kilos. La extinción acecha a la especie debido a la pesca de enmalle con redes sin control.

Sin embargo, los investigadores descubrieron que la especie se mantiene relativamente saludable. Y potencialmente puede sobrevivir si la pesca ilegal cesa de inmediato.

«Descubrimos que la vaquita no está condenada por factores genéticos, como mutaciones dañinas. Que tienden a afectar a muchas otras especies cuyo acervo genético se ha reducido a un punto similar». Así lo apunta Christopher Kyriazis, doctorando en ecología y biología evolutiva de la Universidad de California en Los Ángeles y coautor principal de la investigación. Quien añade: “La pesca ilegal sigue siendo su mayor amenaza”.

Pesca ilegal: principal enemigo

La vaquita marina a menudo se enreda y muere en las redes de pesca que usan los cazadores furtivos que buscan la totoaba, un pez en peligro de extinción muy apreciado en algunos países por sus propiedades medicinales percibidas. Si bien México prohibió la pesca de totoaba e ilegalizó el uso de estas redes en el hábitat de las vaquitas, muchos creen que las prohibiciones no siempre se cumplen.

Los investigadores analizaron los genomas de 20 vaquitas que vivieron entre 1985 y 2017. Y realizaron simulaciones informáticas para predecir el riesgo de extinción de la especie en los próximos 50 años. Llegaron a la conclusión de que, si la pesca con redes de enmalle termina de inmediato, la vaquita tiene muchas posibilidades de recuperación, incluso con la endogamia. Sin embargo, si la práctica continúa, aunque sea moderadamente, las perspectivas de recuperación son menos optimistas.

«En relación con otras especies, la vaquita tiene una mayor probabilidad de recuperarse de una caída extrema de la población sin sufrir graves consecuencias genéticas por la consanguinidad», apunta Jacqueline Robinson, becaria postdoctoral en la Universidad de California en San Francisco. Que agrega: “La diversidad genética en las vaquitas no es tan baja como para constituir una amenaza para su salud y persistencia. Simplemente, refleja su rareza natural”.

Diversidad genética

La diversidad genética es una medida de las diferencias que existen a lo largo del genoma entre los individuos de una población. Las comunidades grandes tienden a contar con muchas diferencias, mientras que las naturalmente más pequeñas o diezmadas tienen menos, lo que da como resultado individuos genéticamente más similares.

Esa similitud a menudo puede resultar en una mayor incidencia de mutaciones dañinas que ponen en peligro a la población. Ya que es más probable que los individuos hereden el mismo gen silenciado de ambos padres, según Kirk Lohmueller, profesor asociado de ecología y biología evolutiva de Universidad de California en Los Ángeles.

“Una opinión predominante en biología de la conservación y genética de poblaciones es que las poblaciones pequeñas pueden acumular mutaciones nocivas. Sin embargo, nuestro hallazgo de que la vaquita marina probablemente tiene menos mutaciones fuertemente dañinas escondidas en la población significa que están mejor preparadas para sobrevivir a la endogamia futura, lo que es un buen augurio para su recuperación general”, explica Lohmueller.

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Lo que protege a la vaquita marina de los peligros genéticos de la endogamia tiene que ver con el hecho de que siempre han sido una población pequeña en un hábitat reducido en el extremo norte del Golfo de California. Si bien se desconocen sus números históricos, la primera encuesta integral en 1997 contó aproximadamente 570 ejemplares, un número que ha disminuido constantemente durante los últimos 25 años.

“Son esencialmente el equivalente marino de una especie isleña”, indica Robinson. Quien señala que la especie ha sobrevivido durante decenas de miles de años con una baja diversidad genética. «La abundancia naturalmente baja de las vaquitas les ha permitido purgar gradualmente variantes genéticas recesivas altamente dañinas. Que podrían afectar negativamente su salud bajo la consanguinidad», recalca.

De hecho, de las 12 especies de mamíferos marinos que los investigadores analizaron genéticamente, las vaquitas tenían la menor cantidad de mutaciones potencialmente dañinas.

«La vaquita es un símbolo de la diversidad única que se encuentra en el Golfo de California, que fue descrita por John Steinbeck en su maravilloso libro de 1951 ‘Por el mar de Cortés’», según Wayne. Que concluye: «Representa un linaje evolutivo único, no hay especies similares en ninguna parte del mundo y su pérdida le robaría al ecosistema un depredador importante adaptado a este ecosistema único».

Fuente: Agencia Servimedia

CAB/AR