Las tortugas silvestres envejecen poco a poco y tienen una vida útil prolongada para su tamaño. Igualmente, los caparazones de la mayoría de esas especies de reptiles contribuyen a un envejecimiento insignificante. O a la falta de envejecimiento biológico.

Así lo explica un equipo internacional de 114 científicos dirigido por las universidades Estatal de Pensilvania y del Noreste de Illinois (Estados Unidos), y publicado este jueves en la revista ‘Science’. Se trata del trabajo más completo realizado hasta la fecha sobre el envejecimiento y la longevidad en la naturaleza. Al analizar datos de 107 poblaciones de 77 especies de reptiles y anfibios de todo el mundo.

Detalles del estudio

Los investigadores documentan por primera vez que las tortugas silvestres, los cocodrilos y las salamandras tienen tasas de envejecimiento particularmente bajas y una vida útil prolongada para su tamaño. Además, los fenotipos protectores, como los caparazones duros de la mayoría de las especies de tortugas, contribuyen a un envejecimiento más lento. Y, en algunos casos, incluso a un envejecimiento insignificante o directamente a falta de envejecimiento biológico.

«Existe evidencia anecdótica de que algunos reptiles y anfibios envejecen lentamente, y tienen una esperanza de vida prolongada. Pero hasta ahora nadie ha estudiado esto a gran escala en numerosas especies en la naturaleza». Tal y como apunta David Miller, autor principal y profesor asociado de ecología de poblaciones de vida silvestre de la Universidad Estatal de Pensilvania.

Miller añade al respecto: «Si podemos entender qué permite que algunos animales envejezcan más lentamente, podemos comprender mejor el envejecimiento en los humanos. Y también podemos informar estrategias de conservación para reptiles y anfibios, muchos de los cuales están amenazados o en peligro de extinción».

Jonathan, la tortuga gigante de las Seychelles, fue noticia recientemente por ser el “animal terrestre vivo más antiguo del mundo”, con 190 años. Aunque existe evidencia anecdótica como ésta de que algunas especies de tortugas silvestres y otros ectotermos (o animales de sangre fría), viven mucho tiempo. La evidencia es irregular y se centra principalmente en animales que viven en zoológicos o en unos pocos individuos que viven en la naturaleza.

Modo termorregulador de las tortugas silvestres

Para el nuevo estudio, los investigadores aplicaron métodos filogenéticos comparativos. Estos permiten la investigación de la evolución de los organismos. Con el fin de marcar y recuperar datos, en los que los animales son capturados, etiquetados, devueltos a la naturaleza y observados.

Su objetivo era analizar la variación en el envejecimiento y la longevidad de los ectotermos en la naturaleza en comparación con los endotermos (animales de sangre caliente). Y explorar hipótesis previas relacionadas con el envejecimiento. Incluido el modo de regulación de la temperatura corporal y la presencia o ausencia de rasgos físicos protectores.

Miller indica que la ‘hipótesis del modo termorregulador’ sugiere que los ectotermos, debido a que requieren temperaturas externas para regular la temperatura de su cuerpo. Y, por lo tanto, a menudo tienen metabolismos más bajos, envejecen más lentamente que los endotermos, que generan internamente su propio calor y tienen metabolismos más altos.

“La gente tiende a pensar, por ejemplo, que los ratones envejecen rápidamente porque tienen un metabolismo alto. Mientras que las tortugas silvestres envejecen lentamente porque tienen un metabolismo bajo”, recalca Miller.

Sin embargo, los hallazgos del equipo revelan que las tasas de envejecimiento y la esperanza de vida de los ectotermos varían mucho por encima y por debajo de las tasas de envejecimiento conocidas para endotermos de tamaño similar. Lo que sugiere que la forma en que un animal regula su temperatura (sangre fría frente a sangre caliente) no es necesariamente indicativo de su tasa de envejecimiento o vida útil.

«No encontramos apoyo para la idea de que una tasa metabólica más baja significa que los ectotermos envejecen más lentamente», sentencia Miller. Que agrega: «Esa relación solo era cierta para las tortugas, lo que sugiere que las tortugas son únicas entre los ectotermos».

Fenotipos protectores

La hipótesis de los fenotipos protectores sugiere que los animales con rasgos físicos o químicos que les confieren protección, como armaduras, espinas, caparazones o veneno, tienen un envejecimiento más lento y una mayor longevidad. El equipo documentó que estos rasgos protectores, de hecho, permiten que los animales envejezcan más lentamente. Y, en el caso de la protección física, vivan mucho más para su tamaño que aquellos sin fenotipos protectores.

«Podría ser que su morfología alterada con caparazones duros brinde protección y haya contribuido a la evolución de sus historias de vida, incluido un envejecimiento insignificante o la falta de envejecimiento demográfico, y una longevidad excepcional». Recalca Anne Bronikowski, profesora de biología integrativa’ en la Universidad Estatal de Michigan (Estados Unidos).

Curiosamente, el equipo observó un envejecimiento insignificante en al menos una especie en cada uno de los grupos ectotermos, incluidas ranas y sapos, cocodrilos y tortugas silvestres. “Suena dramático decir que no envejecen en absoluto, pero básicamente su probabilidad de morir no cambia con la edad una vez que ya no se reproducen”, indica Beth Reinke, profesora asistente de biología de la Universidad del Noreste de Illinois.

Fuente: Agencia Servimedia

CAB/AR