En el rutilante paseo del PENTAGRAMA se suceden experiencias inolvidables. Las luces variadas brillan desde diversos ángulos y los brotes novedosos alfombran el camino. Sus matices oferentes son interminables.

 

La entrada progresiva en estos andurriales musicales es toda una aventura centrada en el conocimiento de sus características; pero, sobre todo, involucrada en la relación con las nuevas esferas cargadas de POSIBILIDADES armónicas.

 

El aprendiz entusiasta experimenta las sensaciones en una especie de LIBERACIÓN. Los afanes ligados a los avatares diarios nos atribulan por otros derroteros menos tolerantes. Al son de la música se abren los horizontes.

 

Se produce la inmersión en dimensiones ligadas directamente con los adentros íntimos de la persona. Las VIBRACIONES obtenidas son intransferibles, sus circuitos se desplazan más allá de las dominaciones sociales.

 

Las opciones se multiplican por doquier. El entretenimiento enlaza con la escucha placentera. El solfeo y la práctica instrumental agrandan el proyecto sin limitaciones extemporáneas. La captación del VIRTUOSISMO roza las sensaciones espléndidas en unas esferas inconmensurables.