Mire usted, son poco contempladas; sus gracias, las mías. Vamos perdiendo las REFERENCIAS, no sé si seremos capaces de reconocerlas. Hoy se practican con denuedo las gracietas, cobijadas en las sombras de múltiples orientaciones.

El recién fallecido Forges, Mingote o las tirillas con la soltura incisiva de Mafalda, ya son emblemas señeros del HUMOR, configurando las críticas risueñas de amplio contenido. Verdadero arte transformador de la crítica en sonrisa.

Existía también el ARTE con la gracia de aproximarnos a las figuras de la plena verdad, de hacernos intuir entre los misterios de la existencia. Había…; pero ahora el arte es volver a encontrarlo entre las intemperancias.

Y no sólo hablo de las gracias estáticas centradas en algunas personas, sino que recalco la actitud OFERENTE de muchas de ellas hacia los demás.

En efecto, los cuidados familiares, ese maestro que supo impulsarnos, ese trato de profesionales cabales que aligeran nuestras cuitas, los que son capaces de abrirnos a los horizontes ILUSIONANTES, que nos dejan respirar a fondo.

Las gracias culminan con el AGRADECIMIENTO sincero, por esos duendes cargados del espíritu multiplicador de las maravillas existenciales.

 

Foto de portada: Mural de Mingote en las calles de Madrid, cortesía de Bob Fisher.