Mamporros a cascoporro…

  • Se despidió de nosotros el lunes a las 18:15 y sus últimas palabras fueron: ¡Gracias!
  • El actor cambió su nombre por el de Bud Spencer en 1967 porque le gustaba Spencer Tracy y la cerveza Budweiser.

El actor italiano Carlo Pedersoli, más conocido como Bud Spencer, falleció este lunes 27 de junio a las 18:15h a los 86 años de edad en un hospital de Roma. No podíamos dejar pasar la semana sin dedicarle unas palabras a alguien que nos ha sacado tantas sonrisas.

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Su hijo, Giuseppe Pedersoli declaró tras su fallecimiento: «Papá se ha ido serenamente a las 18.15h. No ha sufrido», informando además que la última palabra que dijo el grandullón antes de morir fue «Gracias».

El ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini, dijo al conocerse la noticia que con la muerte de Bud Spencer «desaparece un gran intérprete de nuestro cine que en el curso de su larga carrera supo divertir a generaciones enteras y conquistar al público con su grandísima profesionalidad».

Y es que Bud Spencer pasó de participar en 3 Juegos Olímpicos como nadador olímpico a repartir mamparros a cascoporro en el Spaghetti western de los años 70 y 80.

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«Ciao #Bud Spencer. Te quisimos tanto tantos», escribió por su parte el primer ministro Matteo Renzi en un mensaje en la red social twitter.

La última aparición del actor en televisión sucedió en 2010, una teleserie de ficción del Canale 5 titulada I delitti del cuoco (Los delitos del cocinero) y había recibido un homenaje en su Nápoles natal.

El dúo Bud Spencer y Terence Hill.

El actor fue conocido sobre todo por ser el gigante bueno en algunos de los llamados Spaghetti western, las versiones de ese género rodadas en muchas ocasiones en el sureste de España y especialmente su versión cómica junto con Mario Girotti, el verdadero nombre de Terence Hill.

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Spencer nació en Nápoles el 31 de octubre de 1929. El actor filmó casi 80 ochenta títulos en su carrera, algunos de ellos fueron Dos superpolicias, Le llamaban Trinidad, Dos contra el crimen o El corsario negro.

Pedersoli tuvo una vida poco convencional. En 1947 su familia emigró a Sudamérica, según Wikipedia, y Carlo abandonó sus estudios de química. En Buenos Aires y Montevideo ejerció como bibliotecario durante años, y trabajó en el consulado italiano local. De vuelta en Italia ingresó en el equipo nacional de natación y participó en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 y Melbourne 1956.

En 1957 regresó a Sudamérica, donde trabajó en la construcción del tramo Venezuela-Colombia de la carretera Panamericana. Trabajó también en una concesionaria de autos de Caracas hasta 1960.

Carrera en el cine

El primer papel de Pedersoli en el cine fue en la superproducción Quo Vadis?, haciendo de guardia del Imperio Romano. Cambió su nombre por el de Bud Spencer en 1967 porque le gustaba Spencer Tracy y la cerveza Budweiser.

Su regreso a la pantalla grande fue con el título de Giuseppe Colizzi Dio perdona… ma io no (1967), que marcó el tipo de personaje que después interpretaría Spencer, el del gigante bueno, al que es mejor que no hacerle enfadar.

Pero es su encuentro con Terence Hill el que le catapultó a la fama dando lugar a un auténtico genero cinematográfico con películas como I quattro dell’Ave Maria (1968), La collina degli stivali (La colina de las botas, 1969), Lo chiamavano Trinità.. (Le llamaban Trinidad, 1970), …continuavano a chiamarlo Trinità (Le seguían llamando Trinidad, 1971).

O las más recientes y no ambientadas en el lejano oeste Non c’è due senza quattro (1984) y su última cinta juntos Botte di Natale (En Nochebuena se armó el belén, 1994).

En los últimos años rodó Cantando dietro i paraventi di Ermanno Olmi (2003) y algunas serie para la televisión.

Pedersoli también quiso dar el salto a la política y se presentó en 2005 a las elecciones regionales del Lazio, cuya capital es Roma, en las listas de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, pero no fue elegido.

A pesar de su éxito y reconocimiento internacional, Bud Spencer nunca se consideró a sí mismo un actor como tal, el grandullón bonachón con cara de pocos amigos, pero con un carisma inigualable, pasará a nuestros recuerdos como el justiciero que hacía justicia a base de leches a mano abierta.

¡Descanse en paz grandullón!