De fondo podemos reponer en nuestra retina el relato de Harper Lee, con las delicias de sus IDEAS circulantes sobre los avatares penosos de la vida. A pesar de nombres, definiciones o actitudes tan controvertidas como execrables.

Fotografía de José Martínez.

El laborioso ruiseñor CANTA, actúa. Proclama su sencillez a los aires mundanos, sin complejos ni ambiciones retorcidas; en una emisión enardecida por su vitalidad. Cuatro notas trazan la magia enternecedora de una belleza incomparable.

Su intimidad no está expuesta al auditorio, está bien resguardada en su compañía vegetal. En su papel evita el alarde de sus vicisitudes existenciales. Mientras, aporta su COLABORACIÓN desinteresada a la armonía natural.

Nos dan una lección de PROTAGONISMO de alcurnia, cuesta observarlos, lo que no aminora su efecto ambiental. En su ejercicio de plena libertad, ofrece sus modestas cualidades; desarrolla sus vivencias sin contrapartidas exigentes.

La traducción de las trabas, discusiones de sordos e improperios, al lenguaje de la belleza; es una tarea sin igual para los humanos. Siempre compleja, siempre abierta, riesgosa, pero apasionante.

El canto de las personas suena esplendoroso. Algunos saben hacerlo. Simplemente, pasen y vean. Y si es caso…¡Canten!